El 11 de octubre de 1968 se inició un cambio esperanzador que comprendió el deseo de la sociedad panameña que se encontraba tras la búsqueda de una auténtica soberanía para su país, sin tener que verse postrados ante un ejército extranjero. “Cuando usted, hombres y mujeres de fe, esperanza y de combate, respaldan a un gobierno, es porque el gobierno tiene que ser bueno” (Omar Torrijos,1971).
Eran estas palabras el llamado que motivaba al pueblo a confiar en sus dirigentes, para que los condujeran al camino correcto con paso firme y disciplina.
Pero esto no podía ser posible sin el pensamiento idealista de Omar Torrijos, que vislumbró un porvenir digno para su nación, aunque tuvo que dar su vida por la causa; este hombre cimentó las bases del torrijismo, que fungió como un proyecto nacional basado en la participación activa de los ciudadanos en la realidad del país, al punto de ser este precepto el que permitiría la creación de la clase media, la edificación de un 80% más de escuelas en el acontecer nacional, la reducción del analfabetismo a un 11%, y la proliferación de la salud pública en todos los rincones del país.
“Marchamos hacia la unificación nacional de América Latina” (Omar Torrijos,1975) Afirmó el general que la manera de enaltecer al país que lo vio nacer era convertir la causa del Canal en un referente moral, que impulsara a los pueblos latinoamericanos para que alcanzaran la unidad con el objetivo de tener la capacidad de afrontar juntos las amenazas de los países que desean controlarlos.
El inicio de la reversión de las áreas del Canal en el año 1979 le demostró al pueblo panameño que la lucha de los años previos se comenzaba a materializar al ver la enseña tricolor ondear en la cima del cerro Ancón, posteriormente se sumó a este hecho el poder visitar las áreas antes prohibidas por los estadounidenses, así consecuentemente el proceso continuó gracias al apoyo de la población, que salió a las calles a defender el progreso que les había conllevado tanto sudor y sacrificio.
El torrijismo impulsó reformas en el sector agrario, viviendas dignas para la población, un nuevo código de trabajo, no alineamiento en política internacional, y un espíritu de lucha capaz de guiar a las futuras generaciones para que fuesen capaces de administrar con sabiduría el Canal que les fue encomendado, ya que este es el principio para guiar a los pueblos para que edifiquen sociedades de paz y armonía.
El autor es estudiante salesiano
