La desigualdad en la distribución de la riqueza es un problema persistente en Panamá, y uno de sus factores estructurales más importantes es la deficiente calidad del sistema educativo. Muchos estudiantes panameños no cuentan con la preparación adecuada para competir en el mercado laboral, lo que limita significativamente sus oportunidades de acceder a empleos bien remunerados.
Resultados de las pruebas internacionales
La evaluación PISA 2022 confirma esta realidad. Panamá obtuvo puntuaciones muy por debajo del promedio de los países miembros de la OCDE: 357 en matemáticas, 392 en lectura y 388 en ciencias, frente a promedios superiores a los 450 puntos en esas áreas.
Solo el 16% de los estudiantes panameños alcanzó al menos el nivel 2 de competencia en matemáticas, comparado con el 69% en la OCDE. En lectura, apenas el 42% lo logró (vs. 74% en la OCDE), y en ciencias, el 38% (vs. 76%). Estos resultados reflejan no solo deficiencias en la calidad de la enseñanza, sino también una preparación insuficiente para enfrentar los retos del mundo laboral moderno, cada vez más orientado a la resolución de problemas y al pensamiento analítico.
Un factor adicional que ha agravado la situación es la recurrencia de huelgas docentes y paros laborales en el sector educativo. Estas interrupciones afectan la continuidad del calendario escolar y debilitan la motivación tanto de estudiantes como de maestros. La educación pierde consistencia y eficacia cuando se convierte en una actividad intermitente, condicionada por conflictos estructurales sin resolver.
Impacto de la educación en los ingresos
Diversos estudios han documentado la relación directa entre calidad educativa y nivel de ingresos. Una investigación reciente realizada por Hanol Lee (Southwestern University of Finance and Economics) y Jong-Wha Lee (Korea University) en 2023, que analizó 92 países entre 1970 y 2015, concluyó que una mejora sustancial en la calidad educativa puede aumentar los ingresos laborales hasta en un 11%.
Asimismo, los países con sistemas educativos débiles tienden a presentar mayores niveles de desigualdad económica, ya que las personas con menor preparación quedan rezagadas frente a quienes acceden a una educación de calidad.
Comparación internacional: el caso de Chile
Este fenómeno no es exclusivo de Panamá. En Chile, un estudio publicado por la Universidad Católica de Chile (Cox, Beca, Cerri, 2014) subrayó el papel fundamental del profesorado en la calidad del aprendizaje. El informe evidenció que docentes bien capacitados elevan significativamente el rendimiento académico de los estudiantes, mientras que los de menor preparación no logran el mismo impacto.
El mismo estudio advirtió que la falta de maestros competentes afecta de forma más severa a los alumnos en situación de vulnerabilidad, limitando su movilidad social y sus posibilidades económicas a futuro. Esto demuestra que una educación de baja calidad contribuye directamente a la reproducción de la desigualdad.
Conclusión
Reducir la inequidad en Panamá requiere una transformación profunda y sostenida del sistema educativo. Esta transformación debe contemplar:
La mejora continua en la formación, evaluación y dignificación del cuerpo docente.
La modernización de los métodos pedagógicos y el currículo escolar.
El acceso equitativo a una educación de calidad, independientemente del nivel socioeconómico.
La garantía de continuidad del calendario escolar, evitando interrupciones por conflictos laborales que afectan principalmente a los estudiantes más vulnerables.
Una educación de calidad no solo es una estrategia de inclusión social, sino también una política económica inteligente y sostenible. Panamá tiene la oportunidad histórica de cerrar brechas estructurales y ofrecer igualdad real de oportunidades a todos sus ciudadanos.
“En la educación reside el verdadero progreso de un pueblo.”— José Dolores Moscote
El autor es publicista.
