Se avecina la elección general para escoger a las nuevas autoridades que regirán el próximo quinquenio los destinos de la nación y, previo a ello, tendremos el desfile de aspirantes a los puestos de elección compitiendo en las elecciones internas en sus respectivos partidos políticos.
Para los políticos curtidos es un evento más, que conlleva caminatas obligadas en lugares ya recorridos, promesas sin cumplir para unos, entrega de bienes para calmar la desesperanza para otros y el electorado -el eje central- del torneo, que ve cómo su casa se convierte en pasarela cada 60 meses en periodo electoral.
Luego están los candidatos novatos, aquellas caras nuevas, los protagonistas que piden a cada residente de su circunscripción un espacio para que sus propuestas sean escuchadas y analizadas, buscando que su producto sea escogido por los electores.
Pero, ¿estará el electorado preparado para hacer una elección a consciencia? ¿Tendrán los pueblos aspiraciones al punto que los lleve a seleccionar entre la oferta electoral -candidatos- al mejor hombre o mujer, que estará a la altura de los problemas y pueda enfrentar las necesidades que los consume, o simplemente se conformará con el bonachón del pueblo, a quien ve pasar por sus calles a diario y con quien los une el coloquio diario, para que sea quien le de soluciones a sus problemas comunitarios?
Sea cual sea su elección en las urnas, es importante la mirada al pasado, a su entorno, a sus problemas sin resolver, a la evolución del mundo y de la tecnología que cada día nos pone más retos para avanzar en el mundo moderno.
Cada votante tendrá que decidir si su aspiración es momentánea y se resuelve con materiales de construcción, con víveres perecederos con salves para el día a día, o en cambio elegirá el cumplimiento integral de proyectos comunitarios para que lleguen a mejorar la calidad de vida de los residentes.
Personalmente, como precandidata, tengo una tarea importante por delante y es educar al electorado del distrito de Atalaya, cuyo propósito establece en el Código Electoral, en su artículo 346, el deber de promover “el voto informado”. El votante debe saber que su tarea no es solo ir a las urnas el día que lo convoquen a una elección; su misión empieza desde que tocan su puerta para pedir el voto y continúa con su responsabilidad para escrutar a los candidatos, escuchar las propuestas y cómo serán resueltas. Es el momento para prepararse para auscultar al aspirante sobre su experiencia y conocimientos en la administración de la cosa pública y no con preguntas de parentesco que no resuelven nada. Empieza con investigar si su candidato está consciente de la problemática de la comunidad, si tiene credenciales para dar respuesta al pueblo, si ese candidato es capaz de renunciar a sus intereses personales por los intereses de toda una comunidad.
Mientras se base su selección en peticiones personales cuyo valor es monetario e instantáneo, ignorando el futuro de los problemas que aquejan el distrito, seguirá las crisis por el agua, las calles sin asfaltar, las escuelas deterioradas, la basura por doquier y la pobreza en aumento entre otros.
Tú, votante: no te quedes de brazos cruzados, mirando el desarrollo en el horizonte. Tu deber de informarte es muy importante y solo así llevarás a los cargos de elección popular a quienes realmente van a servir al país, y no a mejorar su condición social personal. Solo tú tendrás la tarea de exigir rendición de cuentas en beneficio de un Panamá más próspero y equitativo para los panameños.
La autora es abogada

