En los últimos años, Panamá ha visto un crecimiento notable del espíritu emprendedor, impulsado por jóvenes creativos, profesionales que buscan independencia y personas decididas a generar sus propias oportunidades. Sin embargo, emprender en Panamá no es tarea fácil. Detrás de cada nuevo negocio hay historias de lucha, sacrificio y perseverancia. Estos son algunos de los principales desafíos que enfrentan los emprendedores panameños:
1. Trámites y burocracia: el primer obstáculo
Uno de los mayores dolores de cabeza es el proceso de formalización de un negocio. A pesar de ciertos avances en digitalización, los trámites para abrir una empresa siguen siendo largos, costosos y confusos. Obtener permisos municipales, sanitarios o de operación puede tomar semanas o meses, desmotivando a quienes quieren iniciar de inmediato.
2. Acceso limitado a financiamiento
Muchos negocios mueren antes de nacer por falta de capital. Aunque existen programas gubernamentales, no siempre son accesibles, conocidos o suficientes. La banca tradicional, por su parte, suele exigir garantías que los pequeños emprendedores no pueden ofrecer.
3. Competencia desleal y poco apoyo al producto local
Competir con productos importados, que en muchos casos llegan al consumidor a precios más bajos, es otro gran reto. La falta de conciencia sobre el valor de lo hecho en Panamá coloca a los emprendedores nacionales en desventaja.
4. Deficiente educación financiera y empresarial
Muchos emprendedores comienzan con pasión, pero sin una base sólida en administración, mercadeo o finanzas. Esto provoca errores comunes como mala gestión de inventarios, desconocimiento del flujo de caja o ausencia de planificación a largo plazo.
5. Carencia de redes de apoyo y mentoría
Aunque existen ferias e iniciativas para emprendedores, sigue haciendo falta una red sólida de mentoría, acompañamiento técnico y colaboración entre pares.
¿Y el futuro?
A pesar de los retos, el panorama no es del todo negativo. Cada vez más jóvenes apuestan por soluciones creativas y sostenibles. El acceso a internet y a las redes sociales ha abierto puertas al comercio digital. Además, programas académicos, ONGs y centros de innovación comienzan a tomar fuerza en el interior del país.
Panamá tiene potencial para convertirse en un hub de emprendimiento regional, pero necesita reformas concretas, una banca más accesible, mejor educación empresarial y un cambio cultural que valore lo nacional. Apoyar al emprendedor no es una moda: es invertir en el futuro económico del país.
El autor es abogado y empresario.

