Han pasado solo cuatro años desde mi última publicación; quizás sea mucho tiempo para desempolvar los ejercicios literarios que periódicamente realizaba mientras practicaba el periodismo, carrera que ejercí durante más de 40 años.
Hablando de mi última publicación, recuerdo haber advertido en un material editado en una revista tipo cuadernillo sobre el ferrocarril, que el país merecía una infraestructura de corte transístmico, en contraposición a la actual fragmentación del proyecto.
Prefiero no entrar en detalles sobre las acciones del gobierno o sus técnicos e ingenieros respecto a las líneas uno, dos o tres del metro. Eso me recuerda más bien una canción de juventud llamada La peregrina, que era más festiva y alegre. En cambio, el proyecto del ferrocarril es algo serio y de gran responsabilidad para el país.
El ferrocarril transístmico representa una solución fundamental para el país. En primer lugar, aumentaría significativamente el empleo, ofreciendo trabajo a una gran cantidad de personas actualmente desempleadas, que ascienden casi al millón.
En segundo lugar, reduciría la influencia de muchos políticos corruptos que abusan de los fondos públicos, contribuyendo así al desarrollo económico y social del país.
Tercero, como mencioné en mi última publicación, un ferrocarril transístmico alimentado por electricidad reduciría los costos de viaje para los panameños que necesitan desplazarse de un extremo a otro del país con regularidad.
En cuarto lugar, se debería exigir a las hidroeléctricas del país que contribuyan con el suministro de energía eléctrica para el transporte ferroviario, lo que beneficiaría tanto al desarrollo del país como al bienestar de la población.
Como quinto punto, propongo que el ferrocarril se extienda desde Punta Burica hasta Bocas del Toro, siguiendo la costa norte hacia la costa atlántica de Colón, y también podría incluir un ramal que se dirija hacia la península de Azuero. Esto no solo promovería el desarrollo de áreas poco explotadas en el Atlántico, sino que también abriría nuevas oportunidades para el turismo nacional y la creación de comunidades a lo largo de la ruta.
El diputado Hugo Méndez, quien actualmente se desempeña como gobernador de la provincia de Chiriquí, recibió esta publicación en la fecha mencionada anteriormente.
Es crucial evitar continuar con el enfoque fragmentado de las líneas uno, dos y tres, y enfocarnos en proyectos de alcance nacional que impulsen el desarrollo del país.
Recientemente, escuché en televisión que el ferrocarril entre las ciudades terminales de Colón y Panamá mueve alrededor de 6 mil contenedores semanales, mientras que los camiones solo pueden transportar alrededor de 3 mil contenedores. Esto demuestra claramente la eficacia logística del ferrocarril y su potencial como medio de transporte tanto a nivel regional como internacional.
Como último punto, propongo dos rutas para el ferrocarril: una ruta norte, ideal para el turismo, y otra ruta que seguiría la carretera panamericana, adecuada para el transporte de carga de un extremo a otro del país. Estas rutas podrían unirse en la capital, donde se conectarían con el ferrocarril que viene desde la provincia de Colón.
En futuras ocasiones, profundizaremos en los costos asociados con estas líneas ferroviarias y analizaremos los beneficios que recibiría el país, especialmente en términos de turismo, con la implementación de un ferrocarril transístmico alimentado por electricidad que atraviese la nación de norte a sur.
El autor es periodista