El pasado 31 de agosto de 2022, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) publicó su evaluación en materia de derechos humanos sobre la región autónoma Uigur de Xinjiang, República Popular China. Este documento, que la Acnudh ha venido trabajando desde 2018, luego de conocer sobre un reporte del grupo de trabajo de Naciones Unidas sobre desapariciones forzadas o involuntarias, y de las alarmas expresadas por los comités de Naciones Unidas para la eliminación de la discriminación racial y contra la tortura, se produjo luego de lograr acceso a la región para verificar estas graves alegaciones. La visita de la Acnudh no se realizó sino hasta abril y mayo de 2022, debido a la pandemia de la covid-19 y fue severamente criticada en medios occidentales.
No obstante, los hallazgos del reporte de la Acnudh son sobrecogedores. En dicho documento se declara que la campaña contra el terrorismo y el extremismo proclamada por el gobierno chino plantea serias preocupaciones desde la perspectiva del derecho penal internacional (ver párrafo 148). Igualmente, el documento es enfático al señalar que el alcance de la detención arbitraria y discriminatoria de los uigures y de miembros de otros grupos predominantemente musulmanes, en el contexto de las restricciones y las privaciones más generales de derechos humanos, pueden constituirse en crímenes internacionales, en particular en crímenes de lesa humanidad.
En líneas similares a lo reportado por grupos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, el informe del Acnudh, a través de múltiples entrevistas y análisis de data, documenta patrones de detenciones en masa, tortura y persecución cultural mediante los denominados campos de reeducación, así como incidentes de violencia sexual y basada en género. También contrastan con los vívidos relatos y testimonios recabados por Nury Turkel en su reciente libro, No Escape.
De igual manera, señala el reporte, el análisis de imágenes satelitales indica que varios sitios religiosos han sido eliminados o modificados en sus características de identificación, siendo la transformación del santuario del imam Asim uno muy ilustrativo. Este antiguo lugar de peregrinación para uigures y para otras comunidades musulmanas incluía, entre otras cosas, la tumba del imam y una mezquita. Según las imágenes incorporadas al informe, el santuario fue demolido y la lápida, que solía estar rodeada por banderas de peregrinos, borrada.
Entre las recomendaciones formuladas por el Acnudh al gobierno chino se incluye una revisión integral de la normativa relativa a la seguridad nacional, la lucha contra el terrorismo y los derechos de minorías en el interés de asegurar el cumplimiento con normas vinculantes del derecho internacional de los derechos humanos. Además, invita al gobierno a implementar, como un tema de política pública, las observaciones de los comités contra la tortura y para la eliminación de la discriminación racial. Igualmente, hace un llamado a investigar las alegaciones de violaciones a los derechos humanos en los campos de reeducación y en otras instalaciones controladas por el gobierno, así como brindar los remedios adecuados y la reparación correspondiente para las víctimas de tales violaciones a los derechos humanos.
El 25 de agosto de 2022, la entonces alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, declaró que el informe en cuestión sería publicado a pesar de “enormes presiones” que recibía de varias partes.
Luego confirmaría que, incluso, había recibido una carta firmada por cerca de 40 Estados solicitándole que “enterrara” el informe. Paradójicamente, el informe sería publicado en el último día de Bachelet como alta comisionada. En mayo de 2022, durante su visita a Xinjiang, Bachelet enfatizó en el importante rol que juega China a nivel mundial, en el plano multilateral y en la agenda regional, y que, durante su visita, los oficiales del gobierno, los miembros de sociedad civil, los académicos, los diplomáticos y las otras personas con las que se había reunido, habían demostrado una sincera voluntad de progresar en la promoción y la protección de los derechos humanos de todos. Como señaló el secretario general Guterres, luego de leer el informe, China es un socio valioso, cuya cooperación es necesaria, pero estamos ante serias violaciones a los derechos humanos. Hagamos, entonces, votos para que China, como Estado amante de la paz y respetuoso del derecho internacional, acoja las recomendaciones formuladas por el Acnudh y cumpla con sus obligaciones internacionales emanadas de los tratados y de la costumbre internacional.
El autor es abogado y profesor de derecho internacional
