Actualmente se han iniciado los diálogos por el rescate de los fondos de las jubilaciones (protección social a la vejez) y la mejora del servicio de salud que ofrece el paquete de beneficios laborales al trabajador formal (protección social a la salud), en un momento de deflación económica debido a la “política de austeridad” para rescatar el déficit de finanzas públicas que dejó la pandemia y sus asesores científicos. La escasa clase media que ha quedado, relegada a los cambios económicos y tecnológicos posteriores al covid-19, será indispensable para evitar la lucha entre la aristocracia y el pueblo.
Existen panameñas y panameños que se sienten olvidados tras haber caminado pidiendo votos y prometiendo mejoras, y que se sienten ignorados por las élites políticas, corporativas y mediáticas. Como consecuencia, la confianza en el gobierno y las instituciones existentes también se ha derrumbado. Los empleados están sin trabajo, y se está formando una nueva clase social panameña: “la antigua clase media”.
Hay un aumento de la desigualdad económica y un evidente resentimiento por la pérdida del poder adquisitivo, además del incremento de la inseguridad, la falta de justicia y la alta percepción de una corrupción impune, donde la intervención pública o privada en nueva infraestructura está rezagada. Esto es necesario tener en cuenta al tomar decisiones que afecten al pueblo, por lo cual es vital el consenso y el liderazgo.
¿Quién debe liderar el diálogo? La clase media panameña. ¿Por qué?
A principios del siglo XIX, el teórico político inglés James Mill elaboró un argumento irrefutable hasta hoy sobre el papel político principal y estabilizador de la clase media: “La clase que se describe universalmente como la parte más sabia y más virtuosa de cada comunidad: el rango medio. El rango medio, que da sus ornamentos más distinguidos a la ciencia, el arte y a la legislación misma, a todo lo que exalta y refina la naturaleza humana, es esa parte de la comunidad cuya opinión será decisiva si la base de la representación se extendiera. Una gran mayoría de la gente de estratos inferiores sin duda se dejaría guiar por sus consejos y ejemplos”.
La oportunidad de liderar deriva de su posición central en la sociedad, que le permite mirar a ambos lados. En su propio interés, la clase media trataría de atraer a la clase alta o a las clases bajas hacia sus propuestas, normas y valores, formando así una mayoría en la cual las instituciones económicas, sociales y políticas liberales pueden encontrar fundamentos y apoyo.
El economista Daron Acemoğlu y el politólogo James A. Robinson también han sostenido que “la clase media juega un papel importante en el surgimiento de la democracia” porque parece favorecer la inclusión de los pobres en la arena política y, quizás lo más interesante, puede “actuar como un amortiguador entre los ricos y los pobres” para evitar tanto la tiranía de la minoría rica como la revolución de los pobres.
Para muchos panameños, la perspectiva de recompensas futuras por el sufrimiento actual es remota e incierta, por lo cual será necesario un liderazgo beligerante de la clase media para evitar nuevamente el estallido social y romper la racha negativa que llevamos en los dos últimos años.
Actualmente existen dos tipos de economistas y sus empresas de consultoría sentados en la mesa de diálogo: aquellos que intentan ayudar a los ricos a ser más ricos y aquellos que intentan ayudar a los pobres a ser menos pobres, por lo cual la voz de la clase media será indispensable para tranquilizar al pueblo panameño.
El autor es médico sub especialista

