La Sesión Plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China del 18 de julio de 2024 nos ofreció una visión del país más importante de la historia durante miles de años.
China nos enseña su carta de identidad sin miedo ni tapujos, pero con franqueza y humildad.
No obstante su modestia, respeto y recato, China se nos presenta como paradigma para la humanidad.
Es un país que, si bien aún “en desarrollo”, reconoce a sus maestros, que incluyen a Lao Tsé, Confucio y Sun Tzu hace 24 siglos, y que continúa con Marx, el pensamiento Mao Zedong, la Reforma y Apertura de Deng Xiaoping y el presidente Xi Jinping, quien sigue impulsando la modernización con peculiaridades chinas, proclamando sin ambages su objetivo de convertirse en una bella civilización ecológica.
Un país ejemplo para la humanidad
Es la primera vez que un país es considerado ejemplo para la humanidad.
Potencias anteriores, llámense Holanda, Bélgica, España, Inglaterra o Estados Unidos, han impuesto sus intereses a muchos pueblos, pero estas potencias han sido más bien temidas que admiradas, lo que no es el caso de China.
Su fortaleza se origina en su historia y sus principios filosóficos.
Siglos antes que los griegos y que Friedrich Hegel —precursor de Marx, quien lo corrigió y superó— Lao Tsé explicó que la dialéctica era la fuerza motriz del universo y que esta representaba la evolución como una espiral en la que se sucedían la afirmación, la negación y la negación de la negación, para resolverse en una síntesis.
Esta síntesis da inicio a una nueva espiral evolutiva, porque la dialéctica está en el origen de cada partícula del universo.
Objetivos para 2030 y 2050
¿Qué importancia tiene que China espere alcanzar un objetivo en 2030, mientras asegura que en 2050 cumplirá otro más alto sin pestañear?
¿Y qué significado tiene que Panamá, con escasos cuatro millones de habitantes y 121 años como nación, haya perdido su independencia a raíz de la invasión de 1989 e involucionado de la neocolonia a la pesadilla colonial, a la “Patria Boba” de 1903 y al protectorado?
No deja de asombrarnos que Bruce Lee encontrara en la filosofía de Lao Tsé la clave de la superioridad del kung fu sobre las restantes artes marciales orientales.
¿Qué caminos habríamos de remontar para encontrar los nexos entre la democracia popular china y el ying y el yang de Lao Tsé?
China ha sido leal a sus principios: la lucha de clases no ha terminado y reviste otras formas. La dictadura del proletariado es un valladar contra los excesos de un capitalismo moribundo pero terco.
La propiedad pública se defiende de los zarpazos de la llamada “propiedad no pública”. La educación pública es línea roja frente a la educación no pública. La lucha contra la corrupción alcanza cotas altas con las penas más severas.
La igualación física y salarial entre la ciudad y el campo se incrementa. China eliminó la pobreza y la pobreza extrema de 800 millones de habitantes en pocas décadas, mientras el fin de la contradicción entre hombre y naturaleza se combate de manera más transparente que cuando Carlos Marx la previó en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1846.
En suma, la Sesión Plenaria de 2024 nos presenta a la potencia socialista más avanzada del mundo, que finca su superioridad en la tecnología aplicada a su desarrollo material, moral, ético y espiritual, aunque su carta de identidad no debe ser copiada servilmente, sino valorada con interés y respeto.
Nuevo vocabulario
El progreso integral de China es tan vertiginoso que la Sesión Plenaria se ve obligada a inventar un nuevo vocabulario.
Aparecen términos como “compleción”, para referirse a los elementos de un todo; “inteligentización”, para la aplicación de la inteligencia artificial; o la “internet de las cosas”, para aludir a la interconectividad simultánea de los dispositivos.
Las conclusiones también plantean objetivos llamativos: la educación moral de los empresarios; la educación político-ideológica desde la escuela; la liberación de talentos; la conexión entre ciencia y humanidades; y la rectificación de comportamientos académicos indecorosos.
China seguirá enfrentando presiones externas. Pero Taiwán siempre ha sido parte inalienable del continente. En Sinkiang se combatió terrorismo aupado por actores externos; y el Tíbet, sin China, habría sido un protectorado extranjero.
Abraham Lincoln
Resulta irónico que la definición liberal de democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, exaltada por Abraham Lincoln, encuentre su verificación plena en la China socialista.
En China es el pueblo quien produce la plusvalía y el pueblo quien la recupera.
China propone la paz en Ucrania, el fin del genocidio en Palestina, el levantamiento del bloqueo a Cuba y de las sanciones a Rusia y Venezuela, así como una ONU renovada desde los BRICS.
La gran pregunta para Panamá es: ¿cuándo daremos nuestro propio “Gran Salto hacia Adelante” para salir de la pesadilla colonial, de la Patria Boba de 1903 y de la República de los Primos?
El autor es internacionalista.