En el contexto de un mundo convulsionado por el populismo y la polarización, y donde es difícil diferenciar a veces a los avanzados de los emergentes, Panamá debe redoblar esfuerzos por consolidarse como un puerto seguro: un país que defiende la libertad del individuo como la base de un sistema económico que, pese a las dificultades y retos estructurales que enfrenta, impulsa con fuerza los cambios que le permitan convertir el crecimiento económico en desarrollo.
Los principios
Los principios por los cuales debemos luchar sin tregua, y que se fundamentan en el firme convencimiento de que una sociedad justa y próspera se desarrolla sobre la base de las libertades del individuo, incluyen el imperio de la ley; el respeto a la propiedad privada; el libre mercado; un gobierno pequeño y eficiente, y que concentra sus esfuerzos en asegurar brindarle servicios públicos al individuo para que este se valga por sí mismo; y una sociedad que respeta y defiende la libertad de expresión y prensa.
Indicadores
Panamá continuará creciendo, bastante por encima del promedio de la región. En el pasado, este crecimiento le ha permitido al país avanzar en reducir parcialmente la desigualdad. A partir del restablecimiento del régimen democrático (1990) y que se implementaron políticas para liberar nuestra economía, hace treinta y cinco años, Panamá registró un avance significativo en varios indicadores clave.
Con el impulso de las reformas estructurales que se llevaron a cabo a partir de 1990, Panamá logró reducir la pobreza de cerca del 40% (38% en 2000) hasta alcanzar 21% en 2017, según datos del Banco Mundial; a partir de ese año y acentuado por la pandemia en 2020, no se ha registrado una mejora significativa –lo cual coincide con el estancamiento en las reformas estructurales necesarias- para brindarle a la población mejores servicios básicos y herramientas para que se valgan por sí mismos.
La última medición de este indicador, realizada en 2024 apunta a que la pobreza en Panamá alcanza el 14%. Hoy en día se cuentan con herramientas y mediciones más comprensivas, como los indicadores de pobreza multidimensional y el Índice deProgreso Social (IPS), que permiten apuntar a las debilidades estructurales actuales con mayor precisión, demuestran el alto nivel de desigualdad que existe en el país, yasistir así en el diseño de políticas públicas más efectivamente.
El Índice de Gini (Banco Mundial), utilizado para medir el nivel de desigualdad de los países (1: Mayor Desigualdad; 0: Igualdad Perfecta), apunta también a que Panamá logró avanzar de manera significativa, para luego estancarse. Durante el período 1990-2018, Panamá pasó de registrar un Índice Gini de 0.58 a 0.49; desde entonces, no ha registrado una mejora destacable.
Retos estructurales
Panamá se encuentra a las puertas de iniciar un nuevo ciclo de fuerte crecimiento económico, impulsado por la ampliación y diversificación de su plataforma logística, por la mejora en la evaluación de riesgo del país, y la salida de las listas discriminatorias. La reciente reforma al programa de pensiones debe servir de ejemplo para continuar enfrentando los retos estructurales; al igual que fue durante el inicio de los años noventa, implementar cambios profundos permitirá al país cambiar de rumbo, en materia de desarrollo.
Sin más dilación
Educación y Justicia, servicios públicos, democracia y la responsabilidad de cada uno de los poderes del Estado, son todos temas críticos para el desarrollo y que requieren cambios profundos. Luchemos por una sociedad justa y próspera, que se fundamente sobre la base de la libertad del individuo y la libertad económica, y trabajemos sin dilación en resolver estos temas críticos. Aprovechemos el impulso económico y la mejora en las perspectivas para rediseñar e implementar estos difíciles cambios, y avancemos del crecimiento al desarrollo.
El autor es analista de temas económicos.

