A pesar del novedoso y eficiente diseño de compuertas corredizas y tinas de reutilización de agua en el Canal de Panamá, la necesidad de suministro de agua para los habitantes de la capital sigue siendo una asignatura pendiente.
El dilema sobre quién estaba primero en el lugar del embalse choca con la certeza de que no hay suficiente agua para abastecer al área metropolitana.
¿Qué hacer frente a lo inevitable? ¿Estamos dispuestos a perder competitividad y los recursos que benefician a todos los panameños, producto de los peajes y aportes del Canal?
¿Qué hay de los derechos de unos y otros? ¿Será que el grave problema que enfrentamos ya no tiene margen de espera? ¿Será que falta mucha más divulgación y consulta ciudadana? Es urgente involucrar a toda la población, de manera que sea parte de la solución y no del problema.
Mientras algunos ven desarrollo y sostenibilidad, otros denuncian desplazamientos forzosos y destrucción ambiental. ¡Cuidado! Podríamos estar reeditando lo sucedido con la mina de Donoso, Changuinola y Barú. Este es el momento de pensar con cabeza fría: podríamos llevar al país a una autodestrucción.
¡Estamos tan cerca y tan lejos de lo que puede ser una solución definitiva! Resulta vital que a este tema se le otorgue la importancia capital que merece.
¿Qué es lo que no se sabe? ¡Hay resistencia al cambio; es natural, pero también debe haber justicia para todos!
Analicemos las alternativas sobre el tema en mención:
La economía panameña depende en gran medida de los aportes del Canal de Panamá. Por cierto, tenemos competencia cerca (México y El Salvador).
Aquellos que no están conscientes de los cambios socioeconómicos y culturales que ocurren en el área del embalse pueden pensar de manera simplista sobre las acciones que se deben abordar y las medidas que se deben tomar.
Para los que dependen del territorio ocupado generacionalmente, resulta traumático y difícil aceptar el traslado que daría paso a la inundación del área.
La gran tarea aún está por librarse, con mucho cuidado: como se reproduce el puerco espín, así debe ser el abordaje, y luego cumplir con lo ofrecido.
Debemos recordar que hablamos del modus vivendi de aproximadamente 2,000 personas.
¡Se trata de una estrategia donde todos ganamos! Sin embargo, estamos tan cerca y tan lejos... hace falta mediadores de buen nivel.
Lo que sabemos —que no sabemos— es si la ciudadanía está consciente de las consecuencias del proceso y del respaldo nacional que este requiere.
Lo que sabemos —que sí sabemos— es que el Gobierno Nacional declaró el proyecto de “interés nacional” en una reciente reunión del Consejo de Gabinete. Buena esa de parte del presidente Mulino.
Los economistas apuestan a la inversión estatal en momentos de recesión económica; este es el caso de Panamá. Insisto: no tenemos mucho margen de maniobra.
Sin duda alguna, este proyecto cuenta con los elementos necesarios para aterrizar con éxito. Por el momento, la pelota está en manos de la Autoridad del Canal de Panamá.
El autor es estudiante de Maestría en Ordenamiento Territorial para el Desarrollo Sostenible y ex ministro de Vivienda y Ordenamiento Territorial.

