Doce segundos es aproximadamente el tiempo que una persona tarda en inhalar y exhalar profundamente. En ese mismo lapso, en 1896, Thomas Burke sorprendió al mundo y estableció el primer récord mundial en la carrera de 100 metros en unos Juegos Olímpicos. Mucho ha cambiado gracias a la innovación y el desarrollo tecnológico.
Si Burke hubiera corrido contra Usain Bolt, quien hoy ostenta el récord mundial, habría quedado 25 metros atrás al cruzar la meta. La diferencia no es solo genética. Stephen Haake, ingeniero deportivo británico, concluyó en un estudio que, en más de un siglo, las mejoras tecnológicas han sido responsables de un aumento del 24% en el rendimiento de los atletas en la carrera de 100 metros.
Diversos avances han impactado el deporte desde los tiempos de Burke. Se han introducido mejoras en el diseño y materiales sintéticos de las pistas de atletismo. La incorporación de poliuretano y cloruro de polivinilo (PVC) ha permitido un mejor aprovechamiento de la energía y una mayor tracción para los atletas. Los zapatos deportivos, la nutrición y el análisis avanzado de la biomecánica también han evolucionado significativamente.
Es muy probable que, si Thomas Burke corriera hoy, su marca personal fuera mejor. Esto se debe a que pasaría de formar parte de una carrera biológica a una tecnológica. Del mismo modo, en el mundo actual, los países que desarrollan capacidades tecnológicas e innovadoras más avanzadas son los que lideran en términos de competitividad y potencial económico.
Un caso fascinante es el de los Países Bajos. A pesar de contar con un territorio de aproximadamente la mitad del tamaño de Panamá, esta nación es hoy el segundo mayor exportador de productos agrícolas del mundo, después de los Estados Unidos, que es casi 240 veces más grande.
Si bien el éxito neerlandés se puede atribuir a diversos factores históricos, geográficos y sociales, lo cierto es que la modernización tecnológica, así como la estrecha colaboración público-privada, han sido esenciales para su éxito en el agro. Han promovido la productividad mediante el uso de técnicas de precisión y agricultura inteligente, el despliegue de sistemas avanzados como drones, sensores y sistemas de posicionamiento global. También han desarrollado tecnología de invernaderos y cultivo vertical, y han fomentado la innovación a través del uso de inteligencia artificial y biotecnología.
Panamá puede aprovechar las oportunidades que ofrece un mundo globalizado para fomentar una mayor transferencia de conocimiento y tecnología. En este sentido, un estudio publicado en 2007 por el Instituto de Economía, Comercio e Industria de Japón identificó tres mecanismos clave para facilitar la transferencia tecnológica internacional: la apertura económica, la inversión extranjera y la cooperación técnica internacional.
De estos, la apertura económica se identificó como el más relevante porque, a través del comercio internacional, los países tienen acceso a tecnología avanzada y, al mismo tiempo, deben adoptar estándares internacionales para interactuar con mercados más desarrollados.
La cooperación técnica, que facilita la adquisición de capacidades a través del intercambio técnico, profesional y científico, es el segundo mecanismo más importante, ya que complementa el capital humano de los países en desarrollo. En tercer lugar, pero no por eso menos importante, está la inversión extranjera que promueve la transferencia de conocimiento tácito, esencial para crear nuevas economías.
A través de la integración de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la biotecnología y las energías limpias, Panamá puede posicionarse como un líder regional al desarrollar industrias de alto valor agregado. Para lograrlo, es esencial promover la transferencia tecnológica internacional, lo que permitirá al país adaptarse al cambiante panorama de competitividad.
Si estuviera vivo hoy, Thomas Burke vería en el contexto internacional el equivalente a una carrera olímpica y, apreciando lo que sucedió en su deporte, entendería que la ciencia, la tecnología y la innovación marcan una diferencia indiscutible. Así como Benito Juárez afirmó que “entre las naciones, como entre las personas el respeto al derecho ajeno es la paz”, podríamos decir que, en el mundo actual, la adopción de la tecnología y la innovación define el liderazgo entre los Estados, así como entre los individuos.
El autor es jefe de la Oficina de Cooperación Técnica Internacional de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).

