Si nos preguntamos y sospechamos de todo y todos no es anormal. Y es que, como dicen los periodistas, yo no lo soy, pero claramente puedo emitir mi razonable y seria opinión respecto a la mala fama que ahora el mundo quiere darle a nuestro país, nuestras leyes, sistema bancario, la Zona Libre, en su momento, hasta de nuestro recién ampliado Canal. No es de extrañar que ahora que se está tratando de hacer las cosas con seriedad y transparencia, todos quieran atacar al árbol de la fruta más preciada. Creo que por envidia a muchos les parezca mal que este país haya surgido de repente por encima de los dizque de más historia y cultura. Y a otros porque son motivo de investigación traten de cubrirse con la figura del mandatario para enlodar indirectamente a quienes están haciendo labor investigativa y judicial como ya otros lo han querido hacer. Opino que la jugada de Martinelli le está funcionando, a pesar de estar preso en Miami, pero amanecerá y veremos.
¿No fue Martín Torrijos, hijo del dictador, y usurpador del poder en 1968, quien le abrió la puerta a la empresa brasileña para lograr sus propósitos en este pequeño país, que ahora se vislumbra como una de las mejores economías de la región? No he escuchado ni leído mucho de nombres posibles de quienes pudieron ser receptores de coimas para que sus proyectos fueran aceptados. ¿Cómo y por qué fueron seleccionados en esos días de 2004 a 2009? ¿Por qué nadie manifestó dudas al respecto?
Como sabrán, no conozco detalles de dichos proyectos. Apenas recuerdo que estaban construyendo la autopista Panamá-Colón y oí referencias sobre la “cinta coimera”. La única obra pública que ese señor dejó y que por lo visto ha causado una herida profunda en la honra del país, así como la seguidilla que Martinelli diera, y explotó a la saciedad para sus malévolos propósitos y beneficio, celebrando sus mil millones con tanta pompa.
Hoy, no me sorprende que este abogado aparentemente corrupto y quien no ha sido extraditado a su país aproveche para derramar su veneno de la forma en que lo está haciendo, utilizando los medios para que lo sembrado ya no se pueda recoger. Y no me extraña que este señor se haya reunido con los Martinelli en Miami, no por el gusto. Ellos tienen muchos recursos para sobornar con más de un millón a esta tecla del instrumento de difamación ahora tan sonado. Todos sabemos lo que pasa cuando estas afirmaciones se hacen en los medios televisivos y la reacción que generan.
Además de que España no es precisamente la nación más seria de Europa en materia legal cuando se trata de sus nacionales, y fue allí donde Martinelli y sus amigos hicieron mucho del negocio con empresas que generaron sobreprecios, aún por ser investigados.
Y si los medios allegados a la oposición se dieron a la tarea de hacer de estas declaraciones la comidilla de todos, no me extraña, no hay duda de que les conviene por tener los intereses creados en este asunto, para dejar mal al actual sistema y levantar, aunque ya quemados a las figuras de su futuro político. Ana Matilde, Mulino, hasta el bimbín, ya quemado, y muchos otros aprovechan para echarle leña al fuego generado, en fin, son los interesados. ¿Y qué esperan que crean los incautos, desinformados e influenciados ciudadanos que representan la ignorancia política y desinteresada del país? Pero en el ambiente queda la pregunta, ¿dónde está Martín?
El autor es biólogo conservacionista
