Roberto Bolaño, uno de los nombres más relevantes de la narrativa latinoamericana contemporánea, sigue con vida desde la literatura, aunque la muerte se lo llevó el 15 de julio de 2003 en Barcelona, (España).
El jueves, 3 de noviembre, la editorial Alfaguara publicará El espíritu de la ciencia ficción, una novela inédita escrita por el narrador y poeta chileno y que estaba conservada en el archivo personal del autor.
Esta obra, que va del realismo al género fantástico, integra la Biblioteca Roberto Bolaño, iniciativa que comenzó Alfaguara en septiembre pasado con la edición de dos de sus obras indispensables: Los detectives salvajes (ganadora del Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999) y 2666 (póstuma).
Al final, la meta es incluir en esta biblioteca los 21 títulos que conforman el corpus literario del sureño.
La presentación formal de El espíritu de la ciencia ficción (cuyo inicio reproducimos en esta página) será dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), dedicada este año a América Latina.
El espíritu de la ciencia ficción, que comenzó a escribir Roberto Bolaño a inicios de los años 1980, transcurre en México DF durante la década de 1970 y “narra la vida de dos escritores jóvenes que intentan vivir de la literatura en una ciudad en la que todo lo importante parece suceder en ese momento mágico y efímero que separa la noche del día”, señala un comunicado de Alfaguara.
“La novela está fechada en Blanes (España), en 1984. Se sabe que fue un proyecto que mantuvo Bolaño durante bastante tiempo. Corresponde a la etapa en que escribió Monsieur Pain, Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, escrita a cuatro manos con A. G. Porta, el cuento El contorno del ojo y La Universidad Desconocida, título este último que, de hecho, se incorpora en esta misma ficción como entidad fantasmal y motivo narrativo”.
El espíritu de la ciencia ficción, agrega el documento de Alfaguara, “marca cierto punto de inflexión en la obra del chileno, como una suerte de introducción a los textos de madurez de su último periodo creativo, los productivos años de Blanes de 1985 a 2003 en los que compondría el gran caudal de su obra y sin duda sus mejores páginas”.
El espíritu de la ciencia ficción, considerada un anticipo de lo que luego sería Los detectives salvajes, “puede leerse como una suerte de previa historia de adolescencia de aquellos salvajes sabuesos literarios. Los años de formación poética, de iniciación al sexo y de incipientes pesquisas detectivescas; en este caso no tras el paradero de la esquiva y misteriosa escritora Cesárea Tinajero, sino en busca del origen o el porqué de la ebullición literaria del DF a mediados de los 1970, que se manifestaba en la existencia de innumerables talleres de poesía y, sobre todo, en la circulación de varios centenares (más de 600 en un solo año, constatan los protagonistas de esta novela) de publicaciones poéticas, entre revistas, fanzines y folios marginales”.
En El espíritu de la ciencia ficción se encuentra el germen “de muchos de los motivos narrativos y líneas argumentales que Bolaño desarrollaría posteriormente en otros títulos, conformando así esa red interconectada de temas literarios que definen su obra. Por ejemplo, la obsesión y gran erudición de Remo —uno de los protagonistas y narrador de la novela en breves capítulos— encuentra su correlación y desarrollo en otro título de Bolaño algo posterior: El Tercer Reich. O la ubicua y fantasmagórica Universidad Desconocida, en la que transcurre aquí una kafkiana ficción dentro de la ficción, es también el rótulo bajo cuyo emblema agruparía Bolaño su producción poética”.
Capítulo 1
—¿Me permite hacerle una entrevista?
—Sí, pero que sea breve.
—¿Ya sabe que es usted el autor más joven que ha ganado este premio?
—¿De verdad?
—Acabo de hablar con uno de los organizadores. Me dio la impresión de que estaban conmovidos.
—No sé qué decirle... Es un honor... Me siento muy contento.
—Todo el mundo parece contento. ¿Qué ha bebido usted?
—Tequila.
—Yo, vodka. El vodka es una bebida extraña,
¿no cree? No son muchas las mujeres que lo tomamos. Vodka puro.
—No sé qué beben las mujeres.
—¿Ah, no? En fin, da igual, la bebida de las mujeres siempre es secreta. Me refiero a la auténtica. Al bebercio infinito. Pero no hablemos de eso. Hace una
noche clarísima, ¿no le parece? Desde aquí se pueden contemplar los pueblos más lejanos y las estrellas más distantes.
—Es un efecto óptico, señorita. Si se fija con cuidado observará que los ventanales están empañados de una forma muy curiosa. Salga a la terraza, creo que estamos justo en medio del bosque. Prácticamente solo podemos ver ramas de árboles.
—Entonces esas estrellas son de papel, por supuesto. ¿Y las luces de los pueblos?
—Arena fosforescente.
—Qué listo es usted. Por favor, hábleme de su
obra. De usted y de su obra.
—Me siento un poco nervioso, ¿sabe? Toda esa gente allí cantando y bailando sin parar, no sé...
—¿No le gusta la fiesta?
—Creo que todo el mundo está borracho.
—Son los ganadores y finalistas de todos los premios anteriores.
—Dios santo.
—Están celebrando el fin de otro certamen. Es...
natural.
Roberto Bolaño

