La esperanza de vida de las personas trans en el mundo es de aproximadamente 35 años, este hecho tan generalizado y triste no se debe a las condiciones intrínsecas de estas personas, sino a las razones externas que inciden en estos individuos, pues estudios internacionales nos indican que las principales causas de la muerte para esta población son los suicidios y los asesinatos.
Estas causales no son casuales, pues parecen estar correlacionadas con el nivel de protecciones de los Estados, la discriminación asociada a estas personas y a la posible impunidad en la investigación de las muertes violentas que regularmente se presentan. En Panamá nunca habíamos presenciado tan abiertamente este aberrante crimen que, gracias al video explícito que circula en las redes sociales, ha recorrido todas las provincias generando debate y conciencia en todas las generaciones de panameños. Por ahora, solo podemos observar, ya que no se puede categorizar como un intento de transfeminicidio en nuestro país, aunque es claro que sí desde el punto de vista teórico, ya que en la práctica legal local no se tipifica estos crímenes de forma adecuada, a mi criterio esto es muy peligroso, pues se invisibilizan muchos agravantes penales que permiten al agresor en caso de ser detenido no pagar por la totalidad de las consecuencias para la vida y la integridad personal de la víctima.
Estaremos de acuerdo que, el transfeminicidio en Panamá es el desenlace fatal de la violencia más extrema ejercida hacia las mujeres trans por el hecho de ser tales y tal violencia continúa incluso después de su muerte en los crueles comentarios que encontramos en las redes y en el silencio de las autoridades nacionales al no pronunciarse directamente sobre estos casos que sacuden a nuestro heteronormativo país.
Es un hecho que, Estrella ha visibilizado este oscuro presente en Panamá y fue gracias a varios estudiantes que se logró proteger a esta mujer trans de la muerte inminente, sin ellos conocerla como la conoce ahora todo el país; es decir fueron las nuevas generaciones las que, en la medida de sus posibilidades, permitieron la captura de un agresor de mujeres trans que, según reportan testigos había ya atacado a otras trabajadoras sexuales. Esto nos envía el mensaje simbólico como país de que no vamos a permitir más violencia contra las personas trans y además que necesitamos las leyes adecuadas que nos permitan prevenir y castigar estos inhumanos tratos a un importante sector de nuestra sociedad.
Hoy Estrella se despierta y puede reconocer a su madre tomándola de la mano, también ve a una sociedad que se preocupa por su bienestar, que la identifica como una mujer panameña y además espera la certeza de un castigo proporcional a la atrocidad cometida contra su identidad.
La autora es abogada

