El agua subterránea puede definirse en simples palabras como el agua escondida bajo el suelo. El agua subterránea, no es más que el agua contenida en los poros del subsuelo, la cual se mueve por efectos de la gravedad desde un punto más alto a un punto más bajo, en el cual, sus condiciones de almacenamiento variarán dependiendo del tipo de suelo a través del cual circule. El agua subterránea también es conocida como acuíferos, estos son de gran valor hídrico, ya que suelen ser las principales fuentes de agua en regiones áridas, semiáridas y zonas expuestas a estrés hídricos en periodos de baja precipitación o afectadas por fenómenos climáticos y/o meteorológicos como el Fenómeno de El Niño.
Durante épocas de baja pluviosidad, cuando el nivel freático ha descendido a niveles extremos, suele etiquetarse que la sequía es la directa responsable de secar los pozos. Esta expresión puede generar malentendidos, ya que el comportamiento del agua subterránea, esta agua contenida dentro de los poros del subsuelo depende en gran parte de las condiciones atmosféricas, principalmente de las lluvias y la evapotranspiración. El agua que llega a los acuíferos proviene generalmente del agua de las precipitaciones que se infiltra y se considera como recarga al momento de llegar al nivel freático. Otro factor importante que condiciona los niveles del agua subterránea es la intensidad de su uso. Adicionalmente, vale mencionar también, que la estabilidad de los niveles freáticos sin extracciones dependerá de su profundidad, ya que un acuífero ubicado a 2.5 metros bajo el subsuelo no tendrá el mismo efecto de pérdida de humedad por evapotranspiración, que un acuífero localizado a 30 centímetros bajo el suelo.
Entonces, ¿Qué hace secar un pozo? Cuando un pozo se seca es indicador que el nivel piezométrico del acuífero del cual se alimenta ha descendido. Y aquí, vienen algunas observaciones. En Panamá, sobre todo en las provincias ubicadas en el Arco Seco, la región más árida del país, no hay un catastro fijo y actualizado de los pozos. Asimismo, no se realizan los estudios geofísicos pertinentes que permitan identificar con exactitud la profundidad del nivel piezométrico para realizar perforaciones exactas, y no ir abriendo huecos hasta que se encuentre agua. Es importante resaltar que una vez que se instale un pozo o un piezómetro (pozo de observación), es imperante realizar una prueba de bombeo para conocer la capacidad de explotación del acuífero. Con capacidad de explotación nos referimos a la cantidad de agua que se puede extraer sin sobrepasar a su capacidad de recarga.
Entonces, cuando no se conoce la capacidad de explotación de un acuífero, así como la capacidad de recarga, zonas de mayor recarga dentro de la cuenca hídrica, la relación acuífero-río, si el río alimenta el acuífero, o lo contrario, el manejo de las aguas subterráneas se realiza a ciegas. Cuando estos estudios faltan en el campo de la hidrogeología, se secan los pozos, se secan los ríos, desaparecen los manantiales (ojos de agua) y luego todo lo señalamos a la sequía, la sequía ha secado el pozo. Una mala gestión de los recursos hidrogeológicos, acompañado de una escasa comprensión del comportamiento del ciclo hidrogeológico el cual es parte del ciclo del agua, conduce a las alertas rojas, déficits hídricos donde la reducción extrema del agua conduce a las pérdidas agrícolas, ganaderas e ineficiente satisfacción de las necesidades básicas del hogar.
Instituciones como el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), Ministerio de Salud (Minsa) o Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), las que mayormente dan uso al agua del subsuelo deberían regular su uso, así como establecer el protocolo de estudios para la exploración del agua subterránea, además del debido estudio geológico, ya que durante las perforaciones se extrae valioso material estratigráfico que ayuda a comprender la estructura interna del suelo. En Panamá hay instituciones académicas con experiencia realizando estudios en el dominio del agua subterránea, como lo son investigadores de la Universidad Tecnológica de Panamá y la Universidad de Panamá.
El agua como elemento es ilimitado; no obstante, como recurso es limitado. Esta condición se repite año tras año, evento climático tras evento climático. Panamá es un destino permanente por donde el Fenómeno de El Niño transita con periodicidad, por lo cual no hay excusas para el estrés hídrico sostenido en una débil gestión de los recursos hidrológicos e hidrogeológicos del Estado.
El autor es geógrafo, hidrólogo, hidrogeólogo y doctorando en Cambio Climático
