Decimos que alguien tiene doble moral cuando declara ciertos valores morales que no respeta en su conducta. En Panamá, meses atrás, los candidatos a presidentes, alcaldes, diputados y representantes se dieron a la tarea de prometer innumerables prebendas. Una de las más populares fue “más chen chen pa’ tu bolsillo”, ampliamente acogida por la ciudadanía. El 34 % de la población electoral creyó ciegamente en esa promesa, y ganó el coautor de la misma. Su discurso de toma de posesión fue sin duda magistral por su contenido, elocuencia y naturalidad, y nos hizo soñar que Panamá saldría del atolladero. Nos alentó, aunque parte del mismo era el mismo sonsonete de “quiero salir por la puerta grande, no por la puerta de la cocina presidencial”, muy famosa en estos tiempos.
Se prometió un gabinete conformado por personas honestas, conocedoras de la cosa pública, con la intención de reducir gastos en política y enfocarse en la inversión. La construcción del nuevo hospital oncológico y el hotel para hospedar a familiares de enfermos de cáncer era una prioridad: “¡Va porque va!”. Las familias de escasos recursos se beneficiarían de proyectos de viviendas de interés social, y se acabaría con el clientelismo político, instando a los empresarios a denunciar esas prácticas, recordándoles que “para bailar un tango se necesitan dos”. También se prometió investigar los apoyos económicos mal otorgados por el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu) y abordar la seguridad en las calles con tecnología y personal profesional. Sin embargo, parafraseando, “Díganme lo malo, que lo bueno ya lo sé”, encontramos acciones buenas y no tan buenas.
Es imperdonable y patético que el Presupuesto Nacional 2025 se haya demorado tanto en ser presentado a la Asamblea Nacional, y encima, ¡remendado! Dos veces fue retirado para ajustes, y no para disminuir, sino para aumentar. ¿Qué le pasó al Ministro Estrella del Gabinete? ¿Ante quiénes sucumbió? ¿Hay “chen chen” o no? ¿Recuperaremos el grado de inversión? ¿Quién gobierna a quién? Y la prudencia en los gastos, ¿dónde quedó? ¡No queremos cuentos chinos ni que nos suban los impuestos! Las viviendas de interés social han perdido el subsidio o bono solidario, dejando a las familias a buscar créditos hipotecarios en la banca pública o privada, con tasas de interés cada vez más altas.
Nepotismo, un término muy conocido en los gobiernos, implica nombrar a familiares en cargos públicos, dejando de lado la selección por mérito. La ley panameña contra el nepotismo dispone que el servidor público debe abstenerse de beneficiar a su cónyuge, pareja u otros parientes hasta el tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad. Pero aquí algunos se creen “la tapa del coco”. Se nombran embajadores y cónsules a hermanos, cuñados, amigos, y aún así dicen sin rodeos: “¡No hay nepotismo!”. Mientras tanto, las calles siguen siendo inseguras para los ciudadanos de a pie, ya que los altos funcionarios cuentan con caravanas de escoltas y todos los privilegios. Sobre los viáticos y los viajes al extranjero en primera clase, ni se diga.
¿Podrá el nuevo Contralor imponer orden y disciplina? Amanecerá y veremos. La vida sigue igual. ¿Ha cambiado algo?
Por eso… Hay gente con tanta moral… que la tiene doble.
La autora es arquitecta
