Hace 15 años me preguntaron si mi hijo se convertiría en homosexual por ser criado por dos papás. En ese momento solo pude usar mi intuición y señalar una creencia establecida: me criaron una madre, un padre y una abuela, todos heterosexuales, y soy homosexual. O sea, la orientación sexual no se imita.
Desde entonces, ver crecer a mi hijo de un bebé ensoñador a un adolescente con dramas de novias me ha convencido de que nadie está totalmente preparado para ser padre o madre. En ese mismo período, cientos de investigadores de las ciencias naturales y sociales alrededor del mundo han explorado las experiencias de niños, niñas y adolescentes con cuidadores LGBTIQ+. Recientemente, la doctora Amanda Gabster realizó en Panamá una presentación sobre 105 de estas investigaciones. En lugar de depender exclusivamente en la intuición o creencias establecidas, este recorrido mostró el valor del método científico para entender mejor los matices que nos hacen humanos.
Por ejemplo, a pesar de que estas investigaciones no han logrado establecer completamente por qué alguien puede ser lesbiana, gay o bisexual, sí han mostrado que la orientación sexual probablemente sea causada por factores biológicos que emergen antes del nacimiento. No hay evidencia científica de que se pueda convertir a una persona en homosexual o bisexual. O sea, las personas no deciden por quién se sienten atraídas. Conviene reiterar esto, dado que tanto la política de salud como algunos políticos siguen bajo la impresión de que una terapia puede cambiar la orientación sexual de una persona.
Por otra parte, en familias donde el rol de cuidador lo asumen personas LGBTIQ+, se midió la salud de niños y adolescentes y sus recorridos emocionales y de aprendizaje. El estudio concluyó que los cuidados por personas LGBTIQ+ no fueron diferentes a los de personas heterosexuales. Otros investigadores han brindado evidencia de que las parejas LGBTIQ+ tienden a asignar el trabajo doméstico de manera más justa y resuelven los conflictos más constructivamente. Sin embargo, tienden a recibir menos apoyo de miembros de su familia.
Ante uno de los más malignos mitos sobre las personas LGBTIQ+, la ciencia es contundente. Es improbable que los niños, niñas y adolescente sean víctimas de abusos sexuales por personas LGBTIQ+.
El autor es profesor adjunto de FSU Panamá e integrante de Ciencia en Panamá.
