Han pasado 35 años desde el 20 de diciembre de 1989, cuando la invasión estadounidense transformó para siempre a Panamá. En medio del caos económico, social y moral, el régimen de Manuel Antonio Noriega, empeñado en perpetuarse en el poder, llevó al país al borde del abismo. Aquella madrugada, el ejército más poderoso del mundo nos impuso una devastación que todavía resuena en las memorias de quienes vivieron el horror. La verdad de aquellos días es incómoda, a veces deliberadamente olvidada: un pueblo cansado de los abusos a los derechos humanos, la corrupción y la represión pagó un precio descomunal por los horrores y los errores de sus líderes, que decidieron declarar una guerra que no estaban dispuestos a librar. Sin embargo, las cenizas de esa tragedia dieron paso a una esperanza: la recuperación democrática, imperfecta pero necesaria, marcó el inicio de un nuevo capítulo para la nación. Hoy, al recordar esos eventos, debemos renovar nuestro compromiso con la democracia, la justicia y la libertad. Que este aniversario sea un llamado a la reflexión sobre el costo de las decisiones erradas y el valor de la unidad ciudadana para reconstruir un país.
Exclusivo Suscriptores
Hoy por hoy: 20 de diciembre, lecciones de historia
20 dic 2024 - 05:03 AM
