Hoy por Hoy



Como si esta vergonzosa historia necesitara más capítulos, el Tribunal Electoral (TE) ha anunciado que José Raúl Mulino ocupará el lugar de Ricardo Martinelli en los debates presidenciales. Este cambio es consecuencia de la retorcida situación en la que se encuentra Martinelli, atrincherado en la embajada de Nicaragua y condenado a más de diez años de prisión por lavado de dinero. Si Nicaragua le ha concedido asilo, mientras Panamá le niega, por obvias razones, el salvoconducto para refugiarse en ese país, el TE no puede ni debe, por acción u omisión, apadrinar las verdaderas intenciones de Martinelli de navegar en dos aguas: la política desde una embajada extranjera o desde el asilo, y la flagrante evasión de su condena. Si es un hecho público y notorio que Martinelli se encuentra asilado en la embajada de Nicaragua, también lo es que Martinelli no cumple con los requisitos para ser candidato porque está condenado por más de 10 años de prisión. Reconocer su condición de candidato, por no haberlo inhabilitado todavía, e invitar a su aspirante a la vicepresidencia a un debate en el que participarán los demás candidatos presidenciales no es solo incoherencia sino también complicidad. Lo actuado por el TE plantea serias dudas sobre la integridad del proceso electoral y la aplicación de la justicia en nuestro país.

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