La que habría sido una iniciativa necesaria y responsable para el Casco Antiguo —su eventual peatonalización— ha terminado siendo un fiasco mayor. La idea original era probar, un domingo al mes, con zonas libres de tráfico para que visitantes nacionales y extranjeros pudieran conocer y disfrutar de esa joya histórica que comprende el conjunto arquitectónico donde se forjó la República. Pero el experimento promovido por la Alcaldía de Panamá venía cargado. El ensayo terminó siendo una parranda mensual. El Casco Antiguo no es ni debe ser utilizado para eventos masivos, no solo porque violenta las normas que ordenan su preservación, sino porque físicamente es un espacio no apto para la concentración de grandes multitudes —ni hablar de las básicas razones de seguridad—. Las imágenes de la farra descontrolada, la repulsa que con justa razón expresan sus residentes ante las estridencias de la francachela, el absoluto desprecio por los sitios históricos y el tranque descomunal que se genera —que es precisamente lo que se buscaba evitar— son un claro llamado de atención al alcalde del distrito de Panamá. ¿Acaso no aprendimos la lección de otra autoridad que, por andar promoviendo festivales en las ruinas, terminó propiciando la caída del Arco Chato?
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Hoy por hoy: De paseo histórico a parranda mensual
01 oct 2025 - 05:00 AM