Han pasado cuatro días desde la agresión del diputado del PRD, Jairo Bolota Salazar, contra su colega Betserai Richards, y el partido guarda un silencio más elocuente que cualquier comunicado. No hay condena pública, ni llamado a la reflexión, ni señales de que se abra un proceso disciplinario. Nada. Ese mutismo no es neutral: es complicidad. Callar ante un acto violento cometido por uno de sus principales voceros envía un mensaje peligroso, tanto para la Asamblea Nacional como para la convivencia democrática. Si el partido —que tiene la potestad de aplicar sanciones e incluso revocarle el mandato— no marca límites, ¿Quién lo hará? La agresión de Salazar no es un incidente aislado. Forma parte de un patrón de conductas que, lejos de sancionarse, parecen normalizarse dentro de la política panameña. La democracia exige partidos que condenen con claridad estos actos. Porque quien calla, consiente. Y consentir la violencia es abrirle la puerta a su repetición.
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Hoy por hoy: El mutismo cómplice del PRD
24 jul 2025 - 05:04 AM
