En sociedades donde evadir impuestos es casi una costumbre tolerada, promover el cumplimiento tributario requiere algo más que sanciones: necesita incentivos positivos. La lotería fiscal no resuelve por sí sola los problemas estructurales de la evasión, pero invita al ciudadano a detenerse unos segundos más, pedir su factura y entender que ese gesto tiene valor. Exigir factura no es un favor al comerciante ni una manía burocrática. Es un acto cívico. Un país no puede financiar salud, educación o justicia si su sistema fiscal depende de voluntades inciertas. Premiar ese acto cotidiano es una forma inteligente de construir una cultura tributaria desde abajo, sin imponer, pero sí persuadiendo. Cuando se reconoce al contribuyente honesto —así sea con un sorteo simbólico— se transmite un mensaje: el Estado también puede incentivar la responsabilidad. Que cada factura recogida sea un pequeño voto por la transparencia y por un país que funcione mejor para todos.
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Hoy por hoy: Exigir factura, un pequeño, un gran cambio
17 jun 2025 - 05:00 AM
