Madrugar por una cita, esperar meses o resignarse a pagar hasta 125 dólares para ser atendido es la realidad que desnuda la crisis de la Caja de Seguro Social (CSS). Esta crisis se agudizó por el uso indebido de al menos $400 millones, las alteraciones en los registros de cuotas y otras sofisticadas formas de aprovecharse ilegalmente del patrimonio de la CSS que, recientemente, hemos conocido.
La precaria realidad de la CSS no se formó de un momento a otro, por el contrario, es el resultado de años de desidia gubernamental hacia todo lo que significa la CSS. Por eso, cambiar el servicio que hoy presta la CSS no será de un día para otro. El cambio real exige un compromiso expreso e inequívoco de los gobernantes, que implique el abandono de la visión de que la CSS es un botín político.
En este contexto, los cambios legislativos recién adoptados son un inicio, pero se necesita mucho más. Nuestros asegurados no merecen ni soportan esta realidad.
