La frontera no es una abstracción geográfica: es soberanía, seguridad y Estado de derecho. Los recientes indicios del avance del Clan del Golfo en la selva del Darién, con minas antipersonales, material de adoctrinamiento y movimientos irregulares cerca de puestos binacionales, constituyen una amenaza directa que no admite ambigüedades.
Panamá no puede permitir que organizaciones criminales transnacionales disputen control territorial ni pongan en riesgo a comunidades, fuerzas de seguridad y países vecinos. El papel de las autoridades es indelegable.
Senafront ha actuado con diligencia al detectar, neutralizar y comunicar estos riesgos, pero el desafío exige una respuesta integral y sostenida: inteligencia robusta, presencia permanente, cooperación binacional efectiva y respaldo político claro.
Cuidar la frontera es también proteger la soberanía y la credibilidad del país ante la comunidad internacional. La designación del Clan del Golfo como organización terrorista refuerza la urgencia. No basta reaccionar; hay que anticipar. La frontera se defiende todos los días, con Estado, recursos y decisión.
