La Alcaldía de Panamá acaba de anunciar una licitación millonaria para limpiar los ríos Matías Hernández y Río Abajo, además del litoral de la bahía. Más allá de si hay duplicidad de esfuerzos o si el costo es excesivo, lo que está de trasfondo es un problema más profundo: de nada sirve que el Estado haya invertido más de mil millones de dólares en el saneamiento de la bahía si los ríos siguen arrastrando basura y aguas residuales hacia ella.
El verdadero reto está río arriba, en las comunidades donde no se controla la disposición de desechos y en la precariedad de los sistemas de aguas negras del Idaan. Allí la Alcaldía puede incidir, no solo coordinando con el Ejecutivo, sino también con campañas educativas en escuelas y barrios que fortalezcan la conciencia ciudadana.
Qué bien que la Alcaldía se involucre en este tema. Pero también es clave que la Autoridad de Aseo Urbano y la empresa responsable de la basura en San Miguelito sean más diligentes: solo así se evitará que la basura termine en callejones y, finalmente, en los ríos. La prioridad no es limpiar más, sino prevenir mejor.