Después de casi dos meses de paro docente, el Ministerio de Educación aún no puede responder una pregunta básica: ¿Cuántas escuelas están funcionando y cuántos docentes están dando clases? No es solo una cuestión de cifras; es el síntoma de una gestión opaca y errática, en medio de una de las crisis educativas más prolongadas del país. Pero la negligencia no es solo oficial. Del lado de los gremios, también hay cuentas pendientes. Utilizar el derecho a la protesta para suspender indefinidamente el acceso a la educación pública ha sido, de facto, convertirla en moneda de cambio. Hoy, mientras se discute una posible negociación para el retorno a clases, el país merece algo más que promesas. Se requiere un compromiso serio de ambas partes. Del Ministerio, transparencia, liderazgo y cumplimiento de su deber institucional. De los gremios, el abandono de estrategias que sacrifican el futuro de miles de jóvenes en nombre de la presión política. La educación no puede seguir secuestrada por la desconfianza, la improvisación y el oportunismo. La política debe salir de las aulas. Y los estudiantes, volver al centro del debate.
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Hoy por hoy: Sin respuestas y sin compromiso real
18 jun 2025 - 05:00 AM

