El más reciente ranking QS World University Ranking 2026 recuerda que la educación superior es medida en el mundo por parámetros exigentes: investigación, empleabilidad, internacionalización y sostenibilidad. Mientras otros países avanzan en fortalecer estos indicadores, en Panamá seguimos atrapados en disputas domésticas: nepotismo, reelecciones a la medida y planillas desproporcionadas. El contraste es doloroso. En un extremo, el prestigio internacional se alcanza con producción científica, docentes que investigan y egresados que compiten globalmente. En el otro, se toleran prácticas que socavan la credibilidad universitaria: rectores que se aferran al cargo para conservar privilegios, facultades marcadas por vínculos familiares y universidades creadas más por cálculo político que por verdadera visión académica, con la intención de crear y controlar instituciones. El resultado es evidente: universidades que reclaman más presupuesto mientras pierden legitimidad y estudiantes que cargan con la factura de la falta de transparencia. Panamá no carece de talento, pero sí de voluntad para limpiar sus universidades. Sin ética, sin meritocracia y sin investigación, ningún ranking reconocerá lo que aquí seguimos prometiendo sin cumplir.
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Hoy por hoy: Un crimen con la educación superior
16 sep 2025 - 05:00 AM
