El paro docente iniciado el 23 de abril cumple un mes y se suma a una cadena de interrupciones que ha marcado la educación pública en Panamá desde 2020. En los últimos cinco años, solo en 2024 se logró completar un año escolar regular. Esta constante paralización ha golpeado con fuerza a más de 800 mil estudiantes, quienes ven afectado su derecho a una educación continua y de calidad.
La psicóloga Noemí Castillo advierte que cada día sin clases representa un retroceso difícil de recuperar, especialmente en los niveles básicos de lectura, escritura y matemáticas. Mientras tanto, los colegios particulares han mantenido clases mediante esquemas presenciales y virtuales, profundizando la desigualdad educativa.
Frente a esta realidad, padres de familia, expertos y diversos sectores han alzado la voz para exigir el retorno a las aulas y dejar de lado agendas políticas. Los estudiantes no pueden ser rehenes de disputas que deberían resolverse en espacios técnicos e institucionales. La educación merece ser prioridad, incluso en tiempos de controversia o de crisis.