Al acercarnos todos al importantísimo momento de votar en secreto como ciudadanos dueños del poder en una democracia, si fuéramos a apuntar en un tablero personal nuestros idealismos y sentimientos y también nuestros pragmatismos. ¿Qué iría apareciendo en ese tablero del ciudadano común? ¿Quién es extraordinario para la Democracia en el momento secreto de votar?
Idealismos y sentimientos:
1) La NO reelección. Este es un idealismo y sentimiento en casi todos nosotros, al punto que se ha convertido en parte de nuestra cultura. Queremos siempre un cambio y el haber vivido una dictadura de 21 años profundizó este sentimiento ideal propio de la democracia. Este es un sentimiento ideal de todos. Queremos siempre caras frescas, gente nueva con proyectos de cambio que perfeccionen la democracia, haciéndola mas efectiva, sobre todo para nuestros hermanos en la nacionalidad que son más vulnerables. ¿Quién de nosotros puede no querer esto?
2) Queremos liberarnos de los ladrones, tanto públicos como privados, sean quienes sean. Nadie puede querer escoger a quien sabe que le va a robar. Todos queremos sentirnos seguros en nuestro hogar, en nuestras calles, en nuestro trabajo, y respecto al gobierno que escogemos. Ningún ciudadano, no importa su condición, quiere elegir a un ladrón. Es una condición humana básica.
3) Todos, sobre todo la gran mayoría que criamos hijos, queremos que nuestros jóvenes tengan oportunidades de surgir y de lograr los cambios a los que aspiran. Ellos constituyen nuestro objetivo de vida. Así, todos queremos ver y votar por la juventud, por quienes son los que producen los cambios que todos queremos para nuestra Democracia y nuestro país.
4) Todos queremos gobernantes que sean trabajadores, dedicados, que logren hacer las cosas que nuestro país y nosotros los ciudadanos requerimos. Ninguno de nosotros queremos escoger burócratas paralizantes que sólo saben decirte porqué las cosas no se pueden lograr, mientras cobran sueldazos.
5) Todos queremos un gobierno honesto, trabajador y eficaz que logre que nuestra democracia en efecto resuelva para la gran mayoría de nosotros, los ciudadanos.
Ésos son los ideales y sentimientos que casi todos tenemos puestos en el tablero.
Ahora pongamos los pragmatismos:
A) Lealtad partidaria: la mitad de nosotros es miembro de un partido político. Nos emocionamos con las banderas, gorras y sweaters y el sentido de pertenecer a un definido grupo humano. Esto influye en nuestro ánimo, pero al votar superamos la emoción y aplicamos nuestro idealismo. Esto ocurre en la mayoría de los votantes partidarios; por eso los partidos más grandes en inscritos pierden elecciones.
B) Tememos perder un puesto público (si lo tenemos) por amenazas reales o imaginarias. Sabemos todos que el voto es secreto y la amenaza no es ejecutable. El caso más obvio fue cuando el general Noriega (el gobierno) impuso su candidato y perdió más que feo la elección en las mesas de votación… en los cuarteles. Es la confirmación de que estos temores son en gran parte imaginarios y cada votante vota en secreto según sus ideales para lograr el país que quiere, no solo para él sino para sus hijos y nietos.
C) La historia de la humanidad está llena de errores políticos cometidos por ciudadanías en muchísimos países.
En la política no hay respuestas buenas ni correctas. Lo que buscamos todos es que el resultado electoral sea producto de que tú y yo, ciudadanos dueños del poder democrático, al llegar a votar lo hagamos con base a nuestros ideales y sentimientos básicos democráticos, procurando lograr el Panamá que queremos para el futuro de nuestros hijos y nietos.
Así, con ideales y pragmatismo en nuestro tablero, seguro que ganará el mejor y más preparado para accionar los cambios que requiere nuestra democracia.
Y…. seguro que el ganador ¡será una sorpresa!
El autor es presidente fundador de La Prensa
