Ha llegado agosto y nuevas faenas asaltan la siempre cargada agenda nacional. Sin embargo, antes de voltear la página de julio, es preciso rescatar el enorme valor que implicó e implica involucrar a toda la sociedad en el proceso de popularización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), esa hoja de ruta por la que apostaron los líderes mundiales reunidos en Naciones Unidas en septiembre de 2015, para combatir la pobreza, proteger al planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad.
Como consecuencia de la estrategia diseñada por la viceministra de Desarrollo Social, Michelle Muschet, líderes de diversos ámbitos del quehacer nacional, desde la ciencia, la educación, el deporte, las artes, el activismo social en múltiples áreas, etc., fueron invitados a ser embajadores de buena voluntad para llevar por el país la buena nueva de que un mundo mejor es posible, si empujamos todos la ruta del Plan Estratégico Nacional Panamá 2030 alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, gracias al trabajo de la Concertación Nacional, el Gabinete Social y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Como representante del capítulo panameño de Transparencia Internacional (TI), tuve el honor de formar parte de ese grupo de embajadores, específicamente encargada de visibilizar el ODS 14, que alude a la paz, la justicia y las instituciones sólidas.
Todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible se relacionan y complementan entre sí, pero el ODS 14 tiene una carga especial, debido a que la puesta en marcha de todos los objetivos, desde la lucha contra la pobreza, la educación de calidad, la salud, la energía asequible y no contaminante, para citar solo algunos, requieren de instituciones eficientes y transparentes. Y para que una institución pueda trabajar con eficiencia y transparencia es imperativo enfrentar la corrupción, ese flagelo que ha venido socavando las bases de las democracias por todos lados.
Hay que decirlo alto y claro, la corrupción se ha convertido en un freno para lograr un desarrollo que beneficie a todos. Por ello, luchar contra ella es poner el centro de nuestras acciones en el interés general, en el fortalecimiento de la democracia como modelo de convivencia, y es reconocer con valentía y convicción que no hacerle frente produce hambre, muertes y la incapacidad de lograr sociedades que convivan en paz.
Por ello Transparencia Internacional, la organización líder en la lucha contra la corrupción a nivel global, desarrolló en 2016 una metodología de seguimiento de aquellas metas del ODS 16 que guardan relación con su mandato.
Tras la creación de la metodología, ocho capítulos de Transparencia Internacional de la región (Argentina, Brasil, Chile, Perú, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras) la pusieron en práctica durante 2017, y el resultado de la investigación está recogido en el informe Corrupción, integridad y transparencia, camino a la agenda 2030. Informe sombra sobre la implementación del objetivo de desarrollo sostenible 16 en las Américas (www.ods16.com).
Los elementos clave que fueron analizados en el informe son las políticas de acceso a la información y transparencia, los procesos de compras públicas, la existencia de un sistema de gobierno y datos abiertos, la integridad en la administración pública, la transparencia en los sistemas electorales y campañas políticas, la transparencia fiscal, el acceso de información sobre el beneficiario final de las transacciones y la recuperación de activos.
El resultado de la investigación evidencia los graves peligros que enfrenta la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, al destacar la dificultad de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado, de crear marcos regulatorios sólidos y convertirlos en acciones concretas y efectivas.
El informe alude también a la necesidad de fortalecer la confianza que los ciudadanos han perdido en las instituciones, así como en la necesidad de mejorar la cohesión social y la participación de los ciudadanos en la resolución de los problemas que afectan a todos.
Panamá no participó en el informe, de manera que se trata de una asignatura pendiente para el capítulo panameño. Sin embargo, es evidente que los problemas son similares, así como la hoja de ruta a seguir. Simplificando, se requiere hacer la batalla contra la indiferencia y la corrupción.
La autora es presidenta de la Fundación Libertad Ciudadana, capítulo panameño de TI
