Se cumplen 53 años del gran acontecimiento ocurrido el 6 de junio de 1966 en Colón, el cual expresó, sin lugar a dudas, el clamor del movimiento popular liderado por el movimiento estudiantil.
Desde luego, ya anteriormente, enero de 1964 había marcado una señal importante en el pueblo panameño, cuyo enfrentamiento contra los Estados Unidos y su política de vasallaje, puso de manifiesto, con entera claridad, que con dignidad y pundonor, sangre y sacrificio era posible luchar por la patria.
Producto de esa valerosa acción del pueblo panameño, resultó lesionado el dirigente estudiantil colonense, Juan Navas Pájaro, hermano del hoy catedrático universitario y en su momento, secretario general de la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), Luis Navas Pájaro.
El tratamiento médico a Juan Navas se hizo en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS). En la obra la Insurrección de Colón, cuyo autor es el patriota, Rolando Sterling, se expresa en el prólogo hecho por el mismo Luis Navas, que el asesinato: “...ocurrió a solo 48 horas de haber retornado al país después de permanecer por más de un año en un hospital moscovita... Después de asesinarlo arrojan el cadáver en las afueras de la ciudad de Colón, con el propósito de hacer ver que se trataba de un accidente de tránsito... El viernes 3 de junio se efectuó el sepelio de Juan y asistieron más de 30 mil personas que con representación de todo el país, se clamaba por justicia y por el castigo a los responsables del crimen...”.
El señalamiento del crimen al Departamento Nacional de Investigaciones (DENI) motivó el 6 de junio de 1966 una manifestación de estudiantes dirigida por la Asociación de Estudiantes del Colegio Abel Bravo, la cual fue duramente reprimida por la Guardia Nacional, dejando como saldo dos estudiantes muertos: Carlos Mathews y Elvira Miranda, y a la infante Damaris Gallardo, asfixiada por los gases lacrimógenos.
Ese 6 de junio estalló la ira popular, todo lo que representaba una expresión del régimen del presidente Marco Aurelio Robles fue duramente atacado. Dice Rolando Sterling que: “Cada calle y cada callejón era una trinchera de combate-todo vehículo, símbolo del régimen oligárquico fue incendiado. Ardió el Municipio, la Gobernación, la Lotería, el Correo, Banco Nacional, Departamento de Extranjería, Oficina de Reforma Agraria... se decapitan las estatuas de los próceres... El muelle fiscal de calle sexta fue ocupado por los combatientes... un guardia es despojado de su arma automática... Colón estaba prendido y hubo humos por todas partes...”.
Para la fecha en cuestión era mayor en Colón, Víctor Mata y el alcalde Mario Julio. Tres días después del 6 de junio, el presidente Marco Robles, por medio de una cadena nacional de radio y televisión, amenazó con la aplicación de la Ley de Seguridad Pública, lo cual fue denunciado en la Asamblea por el Dr. Carlos Iván Zúñiga.
El régimen dirigió sus acciones particularmente en contra de los dirigentes populares: Félix Dixon y Rolando Sterling, a raíz de acusaciones hechas por Moisés Granados frente al asesinato de Juan Navas, lo cual posteriormente se cayó. El 6 de junio de 1966 debe ser siempre recordado.
El autor es docente universitario
