Ante las situaciones pasadas, presentes y futuras de agitación social, desgaste económico, pérdida de confianza, y baja capacidad productiva, de atracción e innovación en la economía panameña, el Canal de Panamá y su marca institucional, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), demuestran con hechos y visión su relevancia histórica y actual. Sus aportes al desarrollo social, económico y ambiental convierten al Canal en el verdadero barco insignia del país.
Entre los logros más destacados de la ACP en los últimos años está la inversión millonaria en su expansión y la drástica reducción de su deuda, que pasó de 2,600 millones de dólares en 2019 a solo 600 millones en 2025. Esta disminución refleja no solo una gestión financiera eficiente, sino también el fortalecimiento del patrimonio institucional, la transparencia y la capacidad de inversión futura. Un ejemplo que deberían seguir muchas de las empresas públicas descentralizadas para mejorar sus resultados financieros, su probidad y su capacidad de generar empleos, y no más “botellas”.
La ACP ha iniciado una ambiciosa estrategia de diversificación de servicios, que incluye la construcción de instalaciones de transbordo, terminales portuarias y un oleoducto para gas licuado de petróleo (GLP). Estas iniciativas buscan ampliar el modelo de negocio del Canal, integrando logística, energía y servicios marítimos complementarios, y creando miles de empleos directos e indirectos. Ya lo decía en mi artículo publicado en La Prensa el 28 de septiembre de 2023, “Los límites naturales del Canal de Panamá”, cuando señalaba que el Canal debía crecer pensando más allá del agua y lo denominaba Canal Multimodal de Panamá. Mis palabras llevaban razón.
La ACP ha proyectado la construcción del embalse del río Indio, una obra valorada en 1,600 millones de dólares, que permitirá aumentar en 15 el número de tránsitos diarios y aportar hasta 970 millones de galones de agua por día. Este proyecto no solo garantizará la operación continua del Canal, sino que también asegurará el suministro de agua potable para más del 50% de la población panameña. Se estima que generará entre 1,000 y 1,500 empleos directos, dinamizando la economía local y fortaleciendo el tejido productivo nacional. Todo esto refuerza la capacidad de la ACP para implementar una visión sostenible, operativa y socialmente comprometida, en contraste con entidades como el IDAAN o la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario, que carecen de un modelo de negocio claro, transparencia y capacidades técnicas o financieras suficientes para ejecutar planes eficaces.
En el año fiscal 2024, el Canal movilizó 423 millones de toneladas y proyecta ingresos por 5,623.5 millones de dólares en 2025, lo que representa un incremento del 17.7% respecto al periodo anterior. De esos ingresos, 2,789.5 millones se transferirán directamente al Tesoro Nacional, consolidando al Canal como el principal contribuyente del Estado. Gracias a este desempeño —reconocido por agencias internacionales como Moody’s— Panamá mantiene su grado de inversión, lo que subraya la resiliencia económica del país y el papel estabilizador del Canal.
La ACP también ha invertido más de 117 millones de dólares en programas comunitarios durante los últimos 25 años, incluyendo reforestación, saneamiento básico y capacitación en agricultura sostenible. Estas acciones reflejan un compromiso constante con el desarrollo humano y la protección de los ecosistemas a lo largo de la vía interoceánica.
Además, se han implementado iniciativas de sostenibilidad con un presupuesto superior a 7,000 millones de dólares, como el programa Net Zero Slot, la incorporación de autos y remolcadores híbridos, y recientemente la adquisición de un software para el control de emisiones de gases de efecto invernadero. Todo ello alinea la operación del Canal con los objetivos nacionales de reducción de emisiones y contribuye a mantener la neutralidad de carbono de Panamá.
La ACP ha demostrado que el Canal de Panamá no es solo una infraestructura de tránsito, sino un verdadero instrumento de desarrollo nacional. Su capacidad para generar ingresos, atraer inversiones, diversificar servicios, crear empleos y proteger los recursos naturales lo convierte en el motor estratégico de nuestra economía. Debe ser, por antonomasia, el modelo a seguir por las administraciones públicas nacionales, regionales y locales.
Con una visión clara hacia la sostenibilidad, la innovación y la diversificación, el Canal se prepara para enfrentar los desafíos del siglo XXI, consolidando su papel como eje logístico global y fuente de prosperidad para Panamá, a pesar de las presiones políticas que ha enfrentado en sus 25 años como institución autónoma de la República.
El autor es empresario verde y ecologista.

