La robótica ha revolucionado el mundo moderno. Según la International Federation of Robotics (IFR), en 2022 el mercado global de robots industriales alcanzó un valor récord de $15.7 mil millones, con 3.9 millones de unidades en funcionamiento. En los países desarrollados, los robots son cada vez más comunes, especialmente en la industria. La automatización sigue transformando los procesos productivos, con más de 553,052 nuevos robots instalados en 2022. Ante esta realidad, surge una pregunta crucial: ¿cómo está integrada la robótica en nuestro sistema educativo? ¿Qué diferencia existe en la enseñanza de esta tecnología entre el sector oficial y el particular?
La robótica forma parte de la vida cotidiana: robots atienden en restaurantes, realizan tareas domésticas, apoyan en rescates, optimizan la producción industrial, transforman la logística y revolucionan la medicina con la cirugía robótica. Esta transformación impacta directamente el mercado laboral. Según el World Economic Forum, para 2027 el 23% de los trabajos actuales se modificarán por la automatización, y se estima la creación de 69 millones de nuevos empleos en áreas como programación, operación y mantenimiento de sistemas robóticos.
Desafíos en el sistema educativo panameño
La educación en Panamá enfrenta retos significativos. En las pruebas PISA 2022, el país obtuvo 377 puntos en matemáticas, 377 en lectura y 365 en ciencias, ubicándose en el puesto 74 de 81 países evaluados. A pesar de que, según el Meduca, el 55.3% de los centros educativos oficiales tienen algún tipo de conectividad, la calidad y estabilidad del servicio varía según la región. Además, hay un déficit considerable de laboratorios de informática en las escuelas oficiales, junto con problemas de infraestructura, falta de equipamiento en ciencias y tecnología, deficiencias en los programas de alimentación escolar, altos índices de fracaso en asignaturas básicas y dificultades en la formación y nombramiento de docentes.
En mi experiencia como docente en colegios particulares, he observado cómo la robótica lleva años desarrollándose en este sector. Los colegios privados suelen contar con programas estructurados, ya sea dentro del horario regular o como actividades extracurriculares. Algunos disponen de aulas especializadas con una variedad de kits y recursos pedagógicos, evidenciando una brecha significativa con el sector público. Actualmente, no existe una política de Estado que priorice la inclusión de la robótica en el currículo oficial.
Iniciativas aisladas y la necesidad de una estrategia nacional
Según la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT), 47 centros educativos oficiales han implementado programas de robótica, y más de 300 docentes han sido capacitados en esta área. Estos centros han desarrollado proyectos innovadores y participado en competencias nacionales, superando múltiples limitaciones. Sin embargo, considerando que Panamá cuenta con más de 3,100 centros educativos oficiales, estas iniciativas son insuficientes para preparar a las nuevas generaciones ante los desafíos tecnológicos.
El futuro de la educación en nuestro país depende de las decisiones de nuestros gobernantes. Para lograr un sistema educativo de calidad, equitativo y actualizado, es fundamental elegir en cada elección a profesionales capacitados, y no a quienes priorizan intereses personales o políticos. También es clave apoyar iniciativas que realmente busquen impartir este conocimiento, como la Dirección de Aprendizaje de la SENACYT o la Red Nacional de Rincones Club House, que ofrecen programas gratuitos de tecnología y robótica para estudiantes.
La revolución de la robótica, al igual que la digital, ya está aquí. Mi llamado es a que, como ciudadanos, exijamos una educación de calidad que brinde las herramientas necesarias para ser competitivos en un mundo tecnológico. La inversión en educación tecnológica no es un lujo, sino una necesidad urgente para el desarrollo de Panamá.
El autor es egresado del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana (LLAC) 2021.
