El próximo 5 de mayo de 2024 se cumplen 110 años de la explosión de “El Polvorín”, aquella tragedia patria que enfrentó el valiente Cuerpo de Bomberos con gallardía heroica. “¡Hecatombe!”, titulaban los medios de entonces: murieron ocho personas, la mayoría bomberos, y un enorme cráter quedó como testigo brutal del estallido.
Este domingo, como si la vida quisiera mandarnos una advertencia, elegimos nuestro futuro en unas elecciones democráticas y libres bajo la sombra de esta fecha tan trágica y heroica a un tiempo. Ojalá que, por un lado, hagamos volar por los aires la corrupción, votando por candidatos desconocidos que nada tengan que ver con los tricolores corruptos y caducos. Toca relevo, toca asaltar la Asamblea haciendo estallar el sistema clientelar desde el corazón del legislativo.
Por otro lado, ojalá sea una jornada de valentía, como la de los bomberos aquel jueves de hace 110 años. Ojalá seamos valientes para desafiar el continuismo, para escoger opciones que dejen fuera a los que ya demostraros no tienen intención de cambiar. Ha llegado la hora de desterrar la supervivencia ignorante y propiciar una nueva era de prosperidad en valores que se transformen en un verdadero cambio de vida para muchos panameños.
La democracia es más que votar, es respetar a las instituciones, no violentarlas, no robarlas, no aprovecharse de ellas para el propio beneficio, como llevan haciendo los de siempre todos estos años. Toca defender la democracia ejerciendo un voto constructivo, que ponga al frente de nuestro común interés a aquellos que de verdad pueden hacer algo diferente: ya hemos tenido más que suficiente de políticos mentirosos y vendepatria.
El próximo domingo 5 de mayo, votemos con heroísmo, con vocación de detonar la peor versión de nuestra democracia en estos últimos quince años. Nos debemos un gobierno nuevo, una Asamblea llena de nuevas voces y miradas: ¡Vamos!, Panamá, nuestro futuro espera, nuestro futuro comienza en lo que tarda en caer nuestro voto en la urna.
El autor es escritor.

