En la era digital, niños, niñas y adolescentes están cada vez más conectados. Internet les ofrece muchas oportunidades, pero también los expone a graves riesgos, como el grooming, una forma de abuso sexual en línea en la que un adulto manipula a un menor ganándose su confianza. La ciberseguridad es vital para proteger a nuestros menores, por tanto, la educación y la sensibilización juegan un papel clave en la prevención de estos peligros.
Prevenir estos riesgos debe comenzar desde temprana edad, tanto en las escuelas como en la casa. Los niños necesitan aprender sobre los riesgos en línea y cómo protegerse de ellos. En las escuelas, es fundamental que se incluyan programas curriculares que enseñen a los menores cómo cuidar su información personal, qué hacer ante comportamientos sospechosos y cómo reaccionar si son víctimas de grooming, ciberbullying y otros ciberdelitos.
La familia tiene un rol crucial en la protección de los menores en el entorno digital. Es esencial fomentar una cultura de comunicación abierta en la que los niños y adolescentes se sientan seguros al hablar sobre sus experiencias en línea. Los padres deben mostrar interés en las plataformas que sus hijos utilizan, entender los riesgos asociados y asegurarse de que los menores sepan cómo actuar ante situaciones potencialmente peligrosas. También deben estar capacitados para abordar estos temas con sus hijos de manera abierta y sin prejuicios, promoviendo un ambiente de confianza.
Panamá no está exento de los riesgos asociados con estos delitos. Un ejemplo reciente, ocurrió en Puerto Caimito, La Chorrera, donde un hombre fue detenido por hacer grooming a niños a través de la plataforma de juegos Roblox. Este caso pone de relieve la vulnerabilidad de los menores en el entorno digital y la necesidad urgente de educar tanto a niños como a padres y educadores sobre los peligros en línea.
El grooming es una amenaza real y alarmante, ya que implica que un adulto manipule psicológicamente a un niño con el fin de abusar de él. Los adultos, haciéndose pasar por otros niños o adolescentes, ganan la confianza de sus víctimas para luego explotarlas. Este tipo de delitos puede tener consecuencias devastadoras en el desarrollo emocional y psicológico de los menores.
Es importante resaltar que la legislación en Panamá ha dado pasos importantes en la lucha contra los ciberdelitos. El proyecto de Ley N° 61 -aprobado en tercer debate por la Asamblea Nacional- propone tipificar el grooming como delito en nuestro Código Penal, lo que representa un avance significativo. No obstante, aún queda mucho por hacer en términos de prevención y concientización. Es fundamental que el gobierno acompañe este marco legal con políticas públicas que promuevan el uso seguro de internet y la protección de los menores en línea.
La creación de campañas educativas a nivel nacional, dirigidas tanto a niños como a adultos, puede reforzar el uso seguro de internet. Además, las autoridades encargadas de combatir estos delitos, deben contar con los recursos necesarios para investigar y sancionar adecuadamente a los responsables.
La Fundación Vida Segura trabaja exclusivamente en la prevención de riesgos en internet, enfocándose en la sensibilización sobre temas como el grooming, el ciberbullying y otros peligros digitales. Desde su creación, ha impactado a miles de personas mediante sesiones y talleres en escuelas, empresas y comunidades.
A pesar de sus logros, la Fundación Vida Segura enfrenta limitaciones en cuanto a recursos, lo que dificulta su capacidad de seguir llevando a cabo su importante misión, en un contexto donde los ciberdelitos, continúan en aumento. Es vital que la sociedad panameña, tanto el sector público como el privado, apoye estas iniciativas para garantizar la protección de los menores en el entorno digital.
El caso reciente en La Chorrera nos recuerda que los ciberdelitos, como el grooming, son una amenaza real que no podemos ignorar. Es responsabilidad de todos —padres, educadores, comunidades, autoridades y empresas — garantizar que nuestros niños y adolescentes estén seguros en internet.
La autora es presidenta de la fundación Vida Segura
