El panameño, al escuchar el término “Estado”, suele interpretarlo como el gobierno o como un grupo de figuras que, supuestamente, pueden y deben resolver sus problemas. Sin embargo, una visión más adecuada es considerar al Estado panameño como el conjunto de instituciones legítimas que ejercen su poder en todo el territorio nacional, con el propósito de beneficiar a toda la población.
El Estado panameño, como cualquier otro, puede compararse con un organismo vivo, en constante expansión o contracción, dependiendo del grado de progreso o retraso que experimente. Según Griffiths, este proceso busca afianzar la institucionalidad y las estructuras estatales para generar un consenso social amplio, que es la base de su poder y de su capacidad para alcanzar los objetivos nacionales. Este conjunto de acciones se conoce como el proceso de consolidación del Estado.
En este sentido, el grado de consolidación del Estado panameño se mide por la efectividad de sus instituciones en la mejora de las condiciones de vida de su población.
El impacto de la seguridad en el desarrollo nacional
Hablar de seguridad y defensa de los intereses nacionales implica abordar un tema complejo, pero también esencial para comprender que “sin seguridad no puede haber desarrollo”. Seguridad y desarrollo no son conceptos opuestos; por el contrario, son interdependientes.
Razonamientos clave:
A menor grado de consolidación o desarrollo del Estado panameño en su territorio, mayor será el espacio cedido a factores de inestabilidad, inseguridad y peligros para la población.
Mientras más robusta sea la seguridad y la defensa de los intereses nacionales, mejor será el ambiente de paz y estabilidad necesario para la libertad, la democracia y el desarrollo, lo que resultará en un mayor grado de consolidación estatal.
Cuando los beneficios del Estado panameño no llegan de forma efectiva a todo el territorio, esto indica una ausencia del Estado. En estos casos, donde su presencia es débil o inexistente, el crimen organizado surge, se expande y se establece, desafiando los controles internos y limitando la capacidad del Estado para hacer cumplir sus leyes.
Ejemplo: debilidad estatal en áreas fronterizas
En localidades remotas como Bajo Lepe, Balsal, Sobiaquirú y Matugantí, en la frontera con Colombia, la presencia del Estado es mínima, limitada al Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), la iglesia católica y algunas giras médicas. Esta débil consolidación estatal facilita que grupos criminales transnacionales desarrollen estrategias para dominar territorios, rutas y poblaciones.
El objetivo principal de estos grupos es lucrar mediante actividades ilegales como:
Tráfico de drogas.
Minería y tala ilegal en ríos y bosques.
Tráfico de migrantes.
En este contexto, miembros de la población, ante la falta de oportunidades en actividades legales como la pesca y la agricultura, son inducidos a participar en estas redes criminales, lo que agrava la situación.
Perspectiva
Un ejemplo actual del impacto de la débil consolidación estatal en Panamá es la crisis de la Caja de Seguro Social (CSS). La falta de soluciones efectivas y el choque de intereses entre diferentes sectores podrían derivar en conflictos, malestar social e incluso estallidos que complicarían la gobernabilidad. Esta situación pone en riesgo la paz, la estabilidad y, en consecuencia, el desarrollo nacional.
Fortalecer el Estado panameño no solo es esencial para abordar los desafíos actuales, sino también para garantizar un entorno donde la seguridad y el desarrollo puedan coexistir y prosperar.
El autor es abogado y especialista en pensamiento estratégico y políticas para la seguridad y defensa.

