La importancia de las habilidades tecnológicas en el siglo XXI

En los últimos años, la interacción de las personas con equipos electrónicos y medios digitales ha aumentado considerablemente hasta convertirse en una actividad cotidiana del ciudadano común. Por ello, es importante analizar algunos aspectos relevantes para comprender la dinámica social actual y su repercusión en el contexto laboral.

Las habilidades tecnológicas son todas aquellas destrezas que nos ayudan a interactuar con el mundo digital que nos rodea y al conocimiento de los medios digitales o técnicos. Nuestro objetivo es alcanzar una integración entre cinco habilidades fundamentales en el ámbito digital: información, comunicación, producción, seguridad y empatía digital. Fortaleciendo así la productividad a través de la eficacia y la eficiencia; reconociendo que la primera se orienta al alcance del efecto deseado o esperado, mientras que la segunda mejora el proceso para optimizar los resultados.

Desde esta perspectiva, se puede observar cómo las competencias digitales están inmersas en el desarrollo personal. Actualmente, cualquier persona que desee hacer su trabajo con eficacia necesita mejorar sus habilidades técnicas.

Las habilidades de adaptación permiten a las personas asimilar fácilmente las nuevas tecnologías que se van incorporando a nuestra vida diaria a medida que avanza el tiempo. Desarrollar habilidades técnicas también nos hace más atractivos para los empleadores, permitiéndonos alcanzar o mantener ciertos trabajos. Estas habilidades esenciales van desde el simple procesamiento de textos y el correo electrónico hasta la gestión de la información y las habilidades de experiencia del usuario.

Actualmente, no es cuestionable que un buen porcentaje del ciudadano común utilice alguna herramienta tecnológica, siendo el celular el caso más común. Sin embargo, existe confusión respecto a que el dominio de aparatos tecnológicos ya nos hace competentes digitalmente. En este punto, es importante discriminar que todo instrumento tiene su funcionalidad y muchas veces se obvia un gran porcentaje de ella o no se utiliza para fines realmente viables.

Con respecto a lo anterior, un ejemplo cercano sería: un individuo entre los 12 y 35 años puede identificar y utilizar fácilmente los accesos de una red social y las bondades que ofrece, utilizando su celular para ello, pero desconoce las funcionalidades de recibir o enviar correos, acceder, recuperar y difundir información empleando el mismo equipo. Esto, en un contexto académico en primera instancia y, por consiguiente, en el laboral, proyecta a un individuo con habilidades tecnológicas a medias.

Por lo antes mencionado, es importante una verdadera formación para el desarrollo de competencias tecnológicas, que permita una preparación real, no forzada ni improvisada (como en el caso de la pandemia) de estas habilidades. Esto propiciará ciudadanos mejor preparados en beneficio del contexto social y de la educación en todos sus niveles, debido a la realidad que vivimos en nuestro sistema educativo.

El autor es bibliotecólogo.


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