La reforma laboral es un proceso vital para fortalecer una sociedad democrática, trabajadora y equitativa. En nuestro contexto actual, no solo resulta necesario actualizar la Carta Magna, sino también reformar el Código de Trabajo, flexibilizando algunas disposiciones en materia de nuevos tipos de contratos, jornadas, descansos, formas de remuneración, beneficios y modalidades de terminación laboral. Especial atención merecen las normas relativas a la inteligencia artificial y su impacto en el sector, así como la protección de los derechos y garantías de los trabajadores frente a la potencial desaparición de miles de empleos debido a la automatización.
Recientemente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó un informe que subraya los aspectos positivos del uso ágil de herramientas tecnológicas para realizar tareas y operaciones, aliviando la carga laboral e impulsando la innovación, incluso en sectores tradicionalmente no tecnológicos.
Sin embargo, el informe también advierte sobre los riesgos y la necesidad de contar con roles de supervisión adecuados. Destaca, de forma interesante, que los trabajadores estarán expuestos a mayores niveles de estrés y presión, debido a la necesidad de utilizar cuidadosamente algoritmos, validar información y permanecer conectados durante más horas, lo que puede derivar en afectaciones a la salud, como un agotamiento constante y perjudicial.
También podrían surgir comportamientos imprevisibles, ciberataques y fallos graves en los sistemas, cuya responsabilidad podría recaer en los trabajadores, a pesar de que los errores provengan de las propias máquinas, robots o sistemas de IA.
Por supuesto, existen ventajas y oportunidades; sin embargo, el derecho debe garantizar la vigencia y protección del trabajador como ser humano en una era totalmente digital. En respuesta a estas transformaciones, la OIT ha lanzado un nuevo centro de conocimientos en línea sobre inteligencia artificial y economía digital, con el propósito de reunir elementos, pruebas, análisis y compartir conocimientos frente a estos cambios disruptivos.
Estas herramientas cambiarán definitivamente la forma de concebir la productividad: se trabajará con algoritmos, plataformas digitales, recopilación e interpretación de datos, y se requerirá capacitación constante para atender las nuevas demandas. No obstante, todo esto debe ir acompañado de marcos normativos específicos. En esa misma línea, el director general de la OIT, Gilbert Houngbo, advirtió que los lugares de trabajo de todo el mundo están siendo transformados por la inteligencia artificial, y que es indispensable realizar ajustes y adecuaciones.
El colapso en el empleo, el aumento de la informalidad y los cambios radicales impulsados por la era digital hacen urgente revisar y modificar el Código de Trabajo, vigente desde 1972. Es fundamental actualizar las normativas, en especial aquellas relacionadas con conflictos laborales, paralizaciones, arbitrajes, responsabilidades sindicales y pliegos de peticiones.
Nuestro Código no responde a la realidad económica y laboral actual, situación que quedó evidenciada durante la pandemia, cuando fue necesario legislar mediante decretos y leyes temporales para atender fenómenos como la “hibernación laboral”, el teletrabajo, las licencias especiales y los acuerdos laborales de emergencia.
El autor es abogado y exministro de Estado.

