Algunos buscan el poder y no lo encuentran. Otros no buscan el poder y este los encuentra. Hace casi ocho décadas, el poder se le cruzó a Enrique Adolfo Jiménez cuando fue elegido presidente de la República de Panamá por la Asamblea Constituyente de 1945, que había sido convocada por su antecesor Ricardo Adolfo de la Guardia, quien buscaba mantenerse en el poder.
Fue así como, en 1945, el poder (constituyente) encuentra al presidente Jiménez. Dicha Asamblea lo eligió con el subestimado título de “presidente provisional”, término que a todas luces denotaba interinidad. Pero a diferencia de otros presidentes pro tempore, el presidente Jiménez aprovechó su estadía en el Palacio de las Garzas para refundar la nación.
En 1946, la Asamblea que lo eligió ya había completado su trabajo adoptando una Constitución de corte liberal, garantista y progresista, que sigue siendo la base de nuestra Constitución actual. La presidencia de Jiménez solo duró un poco más de tres años. Sin embargo, se caracterizó por la constancia y firmeza. Gobernó sin interrupción durante todo el tiempo de su mandato, algo inusual en Panamá antes de su presidencia. De hecho, al terminar su periodo presidencial en 1948, entregó el poder a Domingo Díaz Arosemena, quien falleció en 1949, año en que Panamá tuvo cuatro presidentes de la República.
La provisionalidad del mandato del presidente Jiménez no fue óbice para que reformulara la relación entre Panamá y Estados Unidos ante los efectos de la post Segunda Guerra Mundial. Es conocido que luego de terminada dicha confrontación bélica, Panamá cayó en una recesión económica debido al descenso en el número de tropas norteamericanas acantonadas en el país. El presidente Jiménez trabajó para minimizar su impacto.
Jiménez fue el gestor de la aviación civil panameña y bajo su presidencia se inauguró el Aeropuerto Internacional de Tocumen. Esto se puede considerar el primer paso para obtener la independencia aeronáutica, ya que hasta 1947, la aviación civil en Panamá utilizaba el aeropuerto de Albrook. Durante la presidencia de Jiménez se establecieron las primeras aerolíneas en Panamá, incluyendo lo que hoy es Copa Airlines.
Otra aerolínea fundada ese mismo año fue Líneas Aéreas de Panamá (LAPSA), que tuvo una fugaz existencia y cuya fama se debe a que su flota de aeronaves Lockheed Constellation y Curtiss C-46 fue eventualmente utilizada como el principal transporte aéreo militar que tuvo el naciente Estado de Israel y luego para la fundación de la aerolínea israelí El Al.
Durante su gobierno y bajo su dirección, el abogado Eduardo Morgan brilló como miembro de la Comisión de Palestina de Naciones Unidas a la cual le fue confiada la implementación del Plan de Partición de 1947, que culminó en la declaración de independencia del Estado de Israel el 15 de mayo de 1948, solo un mes antes de que el presidente Jiménez culminara su gestión provisional.
Pese a su denominación de “provisional”, el presidente Jiménez tuvo una visión de Estado como pocos de sus predecesores y sucesores con mandatos permanentes han tenido. Fundó la Zona Libre de Colón con miras a reactivar la economía de esa importante ciudad. También introdujo el concepto de autonomía universitaria con el fin de reforzar la educación superior en el país. Durante su gestión también se construyeron escuelas, carreteras y otras obras de infraestructura que perduran hasta el día de hoy.
Este año se cumplen 75 años desde la salida del poder del presidente Jiménez. El momento es propicio para reconocer que una presidencia accidental no tiene que ser una presidencia accidentada.
Que cada uno de nosotros somos capaces de hacer más en menos tiempo. Nuestro deber no es completar el trabajo, sino hacer lo que nos toca para que otros puedan completarlo, mirando hacia adelante y aprovechando cada oportunidad, por corta que sea, para proyectarnos hacia el mañana, como lo hizo Enrique A. Jiménez durante su presidencia accidental.
El autor es conferencista, escritor y abogado