Para que estemos en la misma línea de pensamiento, hago referencia a una de las definiciones de la Real Academia de la palabra purga: “Expulsión o eliminación de funcionarios, empleados, miembros de una organización, etc., que se decreta por motivos políticos, y que puede ir seguida de sanciones más graves”.
La palabrita “purga”, o más bien el verbo “purgar”, pareciera que refleja acertadamente la acción que requiere Panamá para salir del entorno delincuencial que nos acosa en todos los campos. Analizando la situación, podemos asumir, entre otras, que el aspecto de podredumbre descansa en tres pilares: Los delincuentes comunes (viles ladrones que desfalcan al erario y los contribuyentes), los refugios de los delincuentes (llámense los banqueros delincuentes que miran hacia otro lado los fondos recibidos de sus pares delincuentes) y las autoridades (llámese la UAF, Superintendencia de Bancos y similares, encargadas de velar por la seguridad del sistema, que se han convertido en alcahuetes).
Estos tres pilares siempre están bien alineados, resultando para el entorno local que no haya fondos para el oncológico, para medicinas, sueldos atrasados a médicos y enfermeras, para los jubilados, educación digna para los jóvenes, por mencionar algunos sectores. Pareciera que se está cumpliendo el propósito de esa agenda política siniestra de empobrecer a la sociedad para seguir manipulándola y asegurando ese alto nivel de desempleo y subempleo que existe entre los que no están en “la papa”.
Pretender que de los actores actuales pudieran salir quienes administren los purgantes a los delincuentes sería bastante ilusorio, pues las zorras están cuidando los gallineros. El panorama político que se avecina para las próximas elecciones es más de lo mismo, o sea que no hay esperanza alguna de que surja alguien que ponga a defecar a los integrantes de los tres pilares y los poderes ejecutivo, legislativo y judicial para lograr enrumbar el camino ciudadano hacia el adecentamiento. Simplemente no se ve materia que quisiera gobernar para bien el colectivo del país o sea que nos están dejando sin esperanza.
Si buscamos en la mitología algo similar nos encontraríamos con la Hidra, que con sus múltiples cabezas equivalen a los tres pilares mencionados anteriormente y que destruyen todo lo que esté a su alrededor, generando pobreza y eliminando oportunidades.
Somos ciudadanos por naturaleza pasivos, que hemos permitido que nos saqueen y sigan haciéndolo. Las condenas y hallazgos delictivos encontrados, probados y denunciados por autoridades internacionales a nuestros delincuentes criollos, las vemos sin inmutarnos mucho. O sea que se encarguen terceros, ya sea quitando visas o mirando vía Interpol si alguno pone un pie afuera del territorio lo recogen, o algo más drástico como el derrocamiento de Noriega. Aquí simplemente la justicia no funciona porque muchos de los que la administran deberían ser los reos. Lo que están cometiendo son crímenes de “lesa patria”, pero si dejamos de ser pasivos y unimos fuerzas, como cuando alguien de afuera interfiere con nuestro querido Panamá, pero en lo local, nos comemos calladitos nuestra propia caca. Seguimos en ese estado de confort esperando que lleguen a administrar las purgas unos como Robin Hood, el Chapulín Colorado a defendernos, Simón Bolívar a liberarnos o alguno de los héroes justicieros imaginarios a resolver nuestros problemas. ¿Es que ya no existen héroes locales y dependeremos de extranjeros que nos vengan a solucionar nuestros problemas? Estamos en tiempo de campañas electorales y veremos a muchos proyectarse como “héroes” que vienen dispuestos a cortarle las cabezas a la Hidra, crasa mentira.
El autor es ciudadano
