Exclusivo Suscriptores

La superioridad del capitalismo

En 1800, el 80% de la población mundial era pobre y la esperanza de vida era de apenas 34 años. Un simple resfriado podía matar a millones, al igual que una sequía o una lluvia podían arrasar con la mitad de la población de un país.

Las sociedades vivían rodeadas de violencia: las guerras, los robos, los asesinatos y otros abusos eran la norma. La contaminación en las ciudades, producto de la ausencia de drenajes y sistemas de aguas negras, afectaba a millones de personas.

Esa era la difícil vida que más del 80 % de la población debía enfrentar. No fue sino hasta la Revolución Industrial cuando todo eso comenzó a cambiar. La pobreza inició su descenso, que continúa hasta hoy; la esperanza de vida dio un salto enorme, alcanzando los 80 años en muchos países; el avance tecnológico permitió la invención de medicinas, vacunas, tratamientos y equipos capaces de curar enfermedades complejas. Los sistemas de drenaje y las plantas potabilizadoras de agua evitan que las personas mueran o se enfermen por consumir agua contaminada. La violencia ha cedido terreno frente a “las dulces costumbres del comercio”.

Hoy somos más productivos, tenemos una mejor calidad de vida y hemos logrado que necesidades básicas como la alimentación se den por sentadas, en lugar de ser una lucha constante por la supervivencia. Pero todo esto no se ha logrado por arte de magia.

Lo anterior ha sido posible gracias al sistema capitalista: un modelo basado en ideas liberales sobre el respeto a la propiedad, la libertad y la vida. Estas ideas permitieron entender que las personas necesitan un ambiente de libertad para crear los medios que satisfagan sus necesidades. En este sistema, el individuo —átomo de la sociedad— busca su máximo beneficio, pero, como diría Adam Smith, ese mismo “egoísmo” permite a otros alcanzar también su propio bienestar.

Hoy hemos alcanzado una riqueza inimaginable, que ni el más poderoso rey con todo su oro habría podido obtener. Ha sido el esfuerzo, el ahorro y el trabajo lo que ha permitido que millones de personas salgan adelante. Las jornadas laborales de 14 horas han desaparecido, las personas tienen acceso a salud y educación, y pueden aspirar a una movilidad social que antes parecía inalcanzable.

Todo esto ha sido posible gracias a las ideas liberales, que reconocen que la libertad es indispensable para el desarrollo del individuo. Que el Estado es un mal necesario y que deben existir instituciones que impidan que este use su fuerza contra los ciudadanos. Que los países deben respetar la igualdad ante la ley, porque sin ella, las injusticias y la desigualdad generan fricciones e interrumpen la libertad de unos a costa de otros.

El autor es miembro de la Fundación Libertad.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Panamá frustra envío de mercancía de contrabando que salió de la Zona Libre hacia Colombia. Leer más
  • Tribunal Superior revoca sentencia: absuelve a exministra y condena a exfuncionarios del Miviot. Leer más
  • Pago PASE-U 2025: Ifarhu anuncia calendario para próximas entregas. Leer más
  • Gobierno contrata a multinacional estadounidense para diseñar el quinto puente sobre el Canal. Leer más
  • Trasladan a la directora del Cefere por el caso de La Parce. Leer más
  • Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá: así será el Intercambiador del Este en Albrook. Leer más
  • Denuncia ante el Ministerio Público frena contrato millonario de piscinas que firmó la Alcaldía de Panamá. Leer más