Transcurridos 50 años desde la fundación de los “Círculos Marxistas Leninistas Juan Antonio Navas Pájaro”, lo primero que debo decir es que, en realidad, éramos la izquierda del proyecto de liberación nacional torrijista.
Como grupo de izquierda, surgimos a la vida política revolucionaria producto de la escisión de la juventud del Partido del Pueblo, bajo el liderazgo del compañero Ramiro Vásquez Chabonett, y materializado en el VII Congreso de la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), realizado en septiembre de 1974.
El compañero Ramiro era el más esclarecido y experimentado dirigente de la juventud panameña, formado en la escuela de cuadros del Komsomol de la URSS, por lo que no solo constituyó la organización de cuadros revolucionarios, sino también las organizaciones de masas: FEP, Federación Nacional de Mujeres Democráticas (Fenamude), Columnas Juveniles 9 de Enero, Asociación de Profesores, Médicos y otros Profesionales e Intelectuales, núcleos obreros y campesinos, y organizaciones barriales. Además, creó el instrumento organizador y orientador del proceso revolucionario y de liberación nacional: el periódico Bayano.
Esa pléyade de jóvenes, así como hombres y mujeres más curtidos en el combate revolucionario, asumieron el rol de vanguardia en la guerra antiimperialista, antioligárquica y de descolonización de la patria, en el marco de la “lucha generacional” por la recuperación del Canal.
La utopía, el proyecto de nación, la recuperación del Canal y la expulsión del yanqui invasor de nuestro territorio se concretó al mediodía del 31 de diciembre de 1999, cuando el último soldado gringo arrió, en suelo istmeño, la bandera de las barras y las estrellas.
Sin embargo, el proyecto torrijista de liberación nacional murió con el general el 31 de julio de 1981 en “Cerro Marta”, a manos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos (denunciada por Moisés “Monchi” Torrijos Herrera, hermano mayor de Omar). Este magnicidio contó, además, con la complicidad de agentes nacionales para derribar el último vuelo del general.
En los diálogos “top secret”, Torrijos fue muy realista y sincero con nosotros; nos expresó que su tarea era la liberación nacional y la nuestra, la del socialismo. Para ello, nos brindó todo el apoyo político y económico. Pero, con su muerte, los sectores de derecha, principalmente en la Guardia Nacional (GN), sacaron sus garras antinacionales y antipatrióticas. Incluso un general de derecha, en abril de 1983, en una reunión del Estado Mayor de la GN y la Comisión Política de nuestro grupo (“Tendencia”), nos manifestó: “ustedes están demás en este país”.
El general de derecha rompió la “alianza política” y el mayor “Rafito” Cedeño cortó la yugular económica. Sin embargo, en medio de la adversidad, nuestra consigna fue: “hemos avanzado, la lucha continúa”.
Nuestro error estratégico fue apoyar a Manuel Antonio Noriega, único miembro del Estado Mayor de la GN que no estuvo en la reunión de Colón, donde se rompió la alianza con los militares, cuya cúpula había entrado en un “concubinato escandaloso” con la oligarquía.
Luego de la invasión (20 de diciembre de 1989), la otra traición al proyecto torrijista vino del sector de derecha del PRD, que decidió pactar con el triunvirato de Endara, Ford y Arias Calderón. Lo demás es historia conocida: 35 años de gobiernos de la plutocracia corrupta y clientelar.
¡Así de sencilla es la cosa!
El autor es abogado y analista político.
