La transformación digital dejó de ser opcional para convertirse en una necesidad urgente, especialmente en los sectores industriales y de manufactura. Aunque en 2021 el 60% de las empresas B2B aún contaban con capacidades digitales limitadas o inexistentes, la tendencia se ha invertido rápidamente: para 2025, se espera que el 80% de las interacciones B2B sean digitales.
Según datos de Statista, el mercado del comercio electrónico B2B supera ampliamente al B2C, siendo 3,23 veces más grande a nivel global. Esto representa una oportunidad masiva para las empresas que logren adaptarse eficientemente. Sin embargo, en América Latina apenas se ha aprovechado el 0,15% de este mercado, dejando un vasto potencial por explorar. La región podría multiplicar hasta por 20 su volumen actual si alcanza el nivel de madurez digital global, pasando de 27,5 a 539 billones de dólares estadounidenses.
Sectores como metales, químicos, pinturas y componentes electrónicos presentan condiciones ideales para la digitalización, dada su complejidad operativa y la amplia red de distribución necesaria. México, con una sólida base industrial, se perfila como uno de los países mejor posicionados para capitalizar estos cambios, logrando escalar operaciones, optimizar costos y fortalecer sus cadenas de suministro.
El comprador industrial moderno ya no acepta experiencias menos eficientes que las que obtiene en sus compras personales. Exige plataformas omnicanal, información clara y directa desde el fabricante, autonomía para decidir sin presiones comerciales y experiencias personalizadas. Ignorar estas expectativas puede traducirse en consecuencias graves: pérdida de control de marca, entrada de competidores transfronterizos y una distribución cada vez más fragmentada.
Modelos emergentes como B2B2C y B2B2B reflejan la flexibilidad y el potencial de estas plataformas digitales. Empresas líderes como Stanley Black & Decker ya muestran resultados positivos: mayor visibilidad, demanda controlada y una mejor experiencia para clientes finales y distribuidores. Con la solución de VTEX, Stanley logró consolidar información de productos, precios y pedidos en una plataforma única y fluida, eliminando pasos innecesarios y permitiendo personalizaciones como precios y tiempos de entrega en tiempo real.
El comercio electrónico ya no es solo un canal adicional de ventas: se convierte en un motor que cataliza la transformación digital, unifica procesos e integra completamente la experiencia del cliente con la organización.
Las empresas industriales que demoren en adoptar esta revolución digital corren el riesgo de quedar fuera del mercado global. En cambio, quienes se adapten a tiempo no solo sobrevivirán, sino que prosperarán en esta nueva era digital.
El autor es director de Cuentas de Ventas VTEX Norte LATAM.
