Vayamos primero al artículo que escribió Hal Brands, distinguido profesor de la Universidad Johns Hopkins en Estudios Internacionales. Según él, hay tres formas en que el ordenamiento mundial impuesto e inspirado por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial pueda colapsar: “una catástrofe militar, la galopante e inmensa deuda federal que acumula el Tesoro de aquel país, y la conducta impredecible del presidente Trump”. Citando a otro profesor de la Universidad de Cambridge, Brendan Simms, hay también tres modos en que el orden internacional se pueda desvanecer: “por una catastrófica derrota militar, una economía en declive y por el colapso del respeto a las reglas y normas que rijan la relación entre los países”.
El Pentágono, según Brands, se encuentra confrontando retos en varios frentes: Rusia en Europa, Irán y sus “satélites” en el Medio Oriente, China y Corea del Norte en Asia. Pero la región más explosiva es el Pacífico Occidental. Según el secretario de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Frank Kendall, “China se está preparando para una guerra, y específicamente con Estados Unidos: mediante ejercicios militares de cómo conquistar Taiwán, construyendo un arsenal nuclear que hasta pueda sobrepasar al de la nación norteña, y almacenando petróleo, comida y otros recursos necesarios para una exitosa contienda militar”.
Ante todo esto, a mi juicio, ¿qué hace el gobierno de Trump? Utiliza las tarifas o los aranceles para obtener objetivos económicos y estratégicos. Ejemplos como México, al que quiere que mejore su estrategia de seguridad. Aranceles del 35% a Canadá, a la cual acusa de no priorizar la cantidad de fentanilo que pasa por sus fronteras, y porque también apoya la creación de un Estado palestino. Brasil se lleva un 50%. El intercambio comercial favorece al país sureño, que tiene a su favor un superávit de 7,000 millones de dólares. Y está también la condena a Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil y aliado estratégico de Trump. A India se le impone una tarifa del 25%; Estados Unidos acusa un enorme déficit en su comercio con India, y este país es el mayor comprador de energía de Rusia, junto con China, a la que Estados Unidos impone varias sanciones, entre otras, por su ataque a Ucrania.
Según la cadena televisora Univisión: “El presidente Trump asegura que su política de aranceles busca equilibrar el comercio mundial, que considera que perjudica a Estados Unidos, y que también son un arma contra los países que no se alineen a los intereses de Estados Unidos”. Como lo saben Cuba, Venezuela, Rusia e Irán, por ejemplo, las sanciones pueden resultar dolorosas…
En mi humilde opinión, en la presente situación mundial, Estados Unidos tiene el derecho a utilizar todos los recursos que tenga a su favor; confronta retos peligrosos en varios frentes y, además, los aranceles logran subsanar un poco su situación fiscal. Sin embargo, el legendario “oráculo de Omaha”, Warren Buffett, está en contra de todo lo que infrinja e impida el libre comercio entre las naciones. Mientras que, para Marc Rowan, del poderoso grupo Apolo, las tarifas y aranceles son simplemente “herramientas que pueden ser utilizadas de manera inteligente o torpe”.
El autor es internacionalista.

