El 15 de febrero de 1898 el USS Maine explotó y se hundió frente al puerto de La Habana. Este hecho había sido precedido por altas tensiones entre los gobiernos de Estados Unidos y España, que dominaba Cuba, Filipinas, entre otros territorios. En la explosión murieron 266 marineros. El país norteamericano hervía en fervor patriótico.
La Comisión de la Marina dictaminó que la causa había sido una bomba colocada en la parte inferior del acorazado. Sin embargo, el público de ese país, encendido por la prensa amarillista de William Randolph Hearst y otros, no titubeó en culpar a España. Este hecho se convirtió en un casus belli, y Estados Unidos, en abril de 1898, le declaró la guerra a España. Esta contienda militar consagró al país norteamericano como una nueva potencia naval y marcó la muerte del imperio español, que perdió Cuba, Filipinas y otros territorios.
Historiadores recientes han sugerido que la explosión del Maine se debió a un accidente, señalando un incendio en el búnker donde se almacenaba carbón. Otros, más atrevidos, culpan al propio Estados Unidos de haber provocado la detonación para tener un pretexto que justificara el enfrentamiento militar. Los soldados norteamericanos tomaron como canto de guerra la frase “Remember the Maine” (“Recuerden al Maine”).
Ahora, Estados Unidos ha iniciado un despliegue marítimo en el mar Caribe, casi frente a las costas de Venezuela. El presidente Trump ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por la cabeza de Nicolás Maduro —mucho más que por la de Bin Laden—, actual presidente de Venezuela, a quien acusa de ser el mayor narcotraficante y líder del llamado “Cartel de los Soles”.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, no ha dejado de tildar a Maduro de “presidente ilegítimo”. La actual fuerza naval comprende el reposicionamiento del USS Iwo Jima Amphibious Ready Group y de la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines, parte del Comando Sur. Los buques son el USS Iwo Jima, con capacidad de transportar a mil marines y una tripulación de 1,200 hombres; el USS Fort Lauderdale y el USS San Antonio. A esto se suman 4,000 infantes de marina.
En el norte del mar Caribe navegan dos destructores de la clase Arleigh Burke: el USS Gravely y el USS Jason Dunham. Además, hay un submarino de propulsión nuclear y un crucero con misiles guiados Tomahawk.
Trump sostiene que esta fuerza busca confrontar a los carteles de la droga y ayudar a mitigar la entrada de fentanilo, uno de los químicos de moda. En un artículo titulado The Folly of Trump’s Cartel Bombing Fantasy (El disparate de Trump y la fantasía de bombardear el cartel), escrito por Ioan Grillo y publicado en The New York Times, el autor —quien ha cubierto las guerras de los carteles de la droga por más de dos décadas— afirma: “Es claro para mí que una operación militar unilateral de Estados Unidos no podrá desmantelar estos grupos.”
Según Grillo, Trump ya ha firmado una directiva para el uso de la fuerza militar y ha designado al Cartel de Sinaloa como organización terrorista extranjera. La CIA incluso ha utilizado drones para identificar los laboratorios donde se produce fentanilo. Grillo añade: “Los carteles operan de manera muy diferente a los grupos extremistas internacionales; no tienen motivación política o religiosa, lo que los mueve son las fabulosas ganancias del mercado negro, sobre todo el tráfico de drogas en Estados Unidos, que solo en 2017 generó 150 mil millones de dólares.”
De acuerdo con un estudio publicado en Science, los carteles son uno de los mayores proveedores de empleo en México. Desmantelarlos tomará años de trabajo en ambas fronteras del río Grande. Grillo propone una alianza conjunta con México.
Pero acaso, ¿los asesores de Trump no saben todo esto? En mi opinión, este despliegue militar tiene principalmente dos propósitos: advertir a los carteles de la droga del poder militar norteamericano y amedrentar o presionar al régimen de Maduro. Quién sabe si no ocurre un incidente o una provocación venezolana que, como el Maine en su momento, sirva de excusa para, de una vez por todas, intentar desmantelar el criminal y dictatorial gobierno de Maduro.
El autor es internacionalista.

