¿Cómo ha cambiado el mundo en los últimos 50 años? Antes de que existiera la potencia de la “taquilla” y la batalla por quién tiene más “likes”, existieron pensadores como Alvin Toffler , que fueron catalogados como desestabilizadores , ya que advertían de los posibles “shocks” que los seres humanos enfrentaríamos al vivir en medio de situaciones de confusión y hasta de irracionalidad. Siento que el futuro que Toffler anticipó es nuestro presente, cuando prevalecen conductas que llevan a desórdenes climáticos catastróficos; se promueve el ruido en las diferentes plataformas periodísticas antes de escuchar con asertividad, y la inteligencia artificial apaga el deseo por aprender a través de la exploración que solía reposar en el ensayo y el error.
Las recientes semanas han estado llenas de olas: esas manifestaciones que presenciamos en la superficie de los mares, sucumbiendo ante el implacable viento. Sin embargo, no dejan de ser eventos pasajeros. En Panamá, con nuestra tradicional visión cortoplacista, nos hemos enamorado de las olas sin entender los cambios que ocurren en lo más profundo del océano , y que generan las mareas. Las olas de incomodidad y cuestionamiento por parte de la ciudadanía son señales de problemas más profundos; de transformaciones muy complejas que son necesarias para entender una cadena de eventos. Por ello, tenemos que conectar a la sociedad en general con la economía, con la tecnología y con la creación de bienestar.
Estamos viviendo días en los que una empresa vale seis veces lo que generamos en Panamá en un año. La más reciente valoración de Open AI es de 500 mil millones de dólares. Los economistas y analistas financieros tenemos grandes fallas en nuestras matrices, corridas y proyecciones. Últimamente leo, veo y sigo a muchos que tratan de predecir el futuro. No les crean, por favor. Nadie, absolutamente nadie, puede predecir el monumental alcance que tendrán las transformaciones socio-tecnológicas que están ocurriendo y cómo se verán. Creo que estamos mejorando en cómo pensamos sobre el futuro , pero aún falta mucho para imaginar nuevas posibilidades que eventualmente nos permitan tomar mejores decisiones.
La publicación del presupuesto del Estado para 2026 ha sido una señal que muchos no han querido o no han sabido digerir. Bajo las condiciones actuales, y sin reformas trascendentales, el presupuesto se ha convertido en una herramienta limitada y hasta obsoleta. ¿Saben cómo será el presupuesto de 2027, 2028 y sucesivamente? Será cada vez más voluminoso , sin generar la prosperidad que los panameños merecen , y esto no es culpa de los actores de turno.
¿Algunas ideas futuristas para acabar con la vorágine presupuestaria? Implementar “Obras por impuestos”, un esquema que Colombia aplica desde el 2016 y que facilita a las empresas privadas la inversión de una porción de sus impuestos en proyectos de desarrollo en regiones que presentan altos índices de pobreza o problemas de vieja data. Este mecanismo permite la realización de proyectos de infraestructura y , como incentivo , las empresas reciben un crédito fiscal equivalente a la inversión realizada, eliminando el paso de dineros por el Tesoro Nacional y, en el proceso, promoviendo la eficiencia, la transparencia y la rendición de cuentas. En Estados Unidos, el presidente Donald Trump acaba de firmar una orden ejecutiva que acelera el proceso para que los fondos de pensiones y jubilaciones inviertan en fondos privados, creando la posibilidad de mejores retornos para generar pensiones más dignas. ¿Suena familiar ese problema de no generar suficientes retornos para jubilaciones dignas? Eso pensé.
No pretendo jugar a Mandrake, pero las señales abundan para la urgencia por accionar. Aprender del pasado y de las tendencias que se generaron, y entablar conversaciones entre gente con voces y pensamientos diversos, nos debe ayudar a repensar la manera en que vivimos. Entre olas de incertidumbre y mareas de real transformación, siento que escucharnos antes de etiquetarnos es más imperativo que nunca.
El autor s economista
