El liderazgo en la ciencia y la medicina no se beneficia de uno atado a una ideología política, como tampoco de uno deslegitimado por una profunda brecha en el conocimiento de ellas o un interés insano de falsearla, porque lo que se logra es arrastrar con ese liderazgo, decisiones y actuaciones que ponen en peligro, no solo el descubrimiento de la verdad, sino la salud y la vida de millones de seres humanos.
Robert F. Kennedy, Jr., quien lidera el ministerio de salud de los Estados Unidos -el Departamento de Salud y Servicios Humanos, HHS, por sus siglas en inglés- es reconocido por su profundo compromiso y larga historia con el movimiento anti-vacunas y, como bien se ha comprobado, su pobre y nada relevante formación científica ni higiénica.
En nuestro medio, esa desaventurada propuesta sanitaria de la administración Trump de acabar con todo lo logrado en salud pública, comienza a ser utilizada para rescatar teorías de conspiración y fábulas extravagantes con respecto a la pandemia de covid-19: “no hubo tales muertos por una pandemia que no existió”, “las vacunas mataron más personas por miocarditis y pericarditis”. Es muy difícil encajonar estas afirmaciones en el contexto de la ciencia, de la epidemiología, de las estadísticas y del respeto al duelo de millones de personas en el mundo.
A nivel mundial, para el 1 de abril 2025, la covid-19 produjo 7,057,132 muertes confirmadas y 18.2-33.5 millones de muertes estimadas. En comparación, entre 1959 y 1960 se produjo un pico en la mortalidad global, con 54.61 millones de muertes totales, con la contribución significativa del “flu asiático”. Esto fue un aumento de la mortalidad mundial, similar al ocurrido durante los años de la pandemia de covid-19, cuyo pico se alcanzó en el 2021 con 69.73 millones de muertes. Afirmar que la pandemia del covid-19 no existió, que el virus no se aisló, que la vacuna fue un fraude y mató más gente es una burla con serios visos inmorales.
Quien continúa negando la pandemia y su altísima mortalidad, seguramente tiene propósitos que distan mucho de reconocer el derecho de la gente a la verdad, porque las cifras no se le han ocultado ni vedado a nadie y se han divulgado a todo lo largo del sufrimiento y desgaste anímico de tantos fallecidos, durante 5 años, desde finales del año 2019.
Como el corazón de quienes conspiran contra la ciencia y las vacunas late a un ritmo agónico, su digitalización es dar información parcial, falsamente asociada a data correcta y lograr así, sacarle ventaja a la distracción de la mayoría de las audiencias, que no tienen por qué conocer datos científicos. Ahora tergiversan la información sobre la aparición de miocarditis y pericarditis, en individuos vacunados contra covid-19.
Un primer informe canadiense, publicado en el 2023, sugirió un aumento de miocarditis y/o pericarditis durante la semana posterior a la aplicación de la vacuna ARNm para covid-19 administrada en Canadá (Comirnaty, de Pfizer-BioNTech y Spikevax, de Moderna). El grupo revisó los informes del Sistema de Vigilancia Canadiense por Efectos Adversos de las Inmunizaciones de diciembre 2020 a marzo 2022. Los casos atribuidos a individuos de 18-39 años fueron estimados para cada vacuna y se compararon con las ratas conocidas de los años 2015 a 2019, cuando no había pandemia ni vacunas contra el SARS-CoV-2 (el coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Severo Agudo). En 1,273 recipientes varones de 18-29 años de edad, que recibieron una segunda dosis de la vacuna ARNm covid-19 de Moderna, el riesgo de miocarditis y/o pericarditis que se podía atribuir a la vacuna de Moderna (106 individuos) fue entre 4.72 a 5.69 veces mayor al compararlo con la vacuna de Pfizer (33 individuos). La conclusión fue: “el riesgo de miocarditis y/o pericarditis es superior después de la 2ª. dosis de la primera vacunación con la vacuna mRNA-1723 (Moderna), en aquellos varones entre 18-39 años de edad, especialmente entre 18-29 años de edad”.
En junio de 2023, Julia Stowe y sus investigadores en Inglaterra, publicaron sus resultados sobre el riesgo de miocarditis y pericarditis con unos 50 millones de individuos elegibles para (1) recibir la primera serie de la vacuna de ARNm, (2) después de la vacunación refuerzo, y (3) en aquellos que habían tenido una infección previa con el virus SARS-CoV-2. Entre el 22 de febrero de 2021 y el 6 de febrero de 2022, hubo en Inglaterra 2,284 admisiones hospitalarias por miocarditis y 1,651 por pericarditis. Se observó un mayor riesgo de miocarditis, principalmente en hombres, en los primeros 6 días de la segunda dosis de la vacunación primaria y la dosis de refuerzo (por nuevo linaje) de las vacunas de ARNm, con los mayores riesgos en varones entre 16 y 39 años, con un riesgo superior entre 16 y 24 años de edad; y un menor riesgo en personas con infección previa por SARS-CoV-2 y ausencia de un mayor riesgo, tras la dosis de refuerzo. En cambio, el riesgo de miocarditis y pericarditis fue elevado a los 27 días después de la infección por SARS-CoV-2 y fue mayor en varones de 40 años y más.
Ryan Ruiyang Ling, de la escuela de Medicina de la Universidad Nacional de Singapur, junto a sus colaboradores, hicieron una revisión sistemática de datos internacionales, de incidencia de miocarditis y pericarditis asociadas con las vacunas contra covid-19 y compararon con aquellas asociadas a otras vacunas. La incidencia total de miocarditis y pericarditis observada en 22 estudios (405,272,721 dosis de vacunas) fue de 33.3 casos por millón de dosis de vacunas, y no fue significativamente diferente entre individuos que recibieron las vacunas contra covid-19 (11 estudios y 395,361,933 dosis) y aquellos que recibieron vacunas no contra covid-19 (11 estudios y 9,910,788 dosis). Comparada con los casos asociados con las vacunas de covid-19, la incidencia de miocarditis y pericarditis fue significativamente superior después de la vacunación contra la viruela, y no lo fue frente a la vacunación contra la influenza, ni en otros estudios sobre su incidencia con otras vacunas que no eran contra la viruela. Con respecto a la miocarditis y pericarditis con las vacunas contra covid-19, se observó igual que en otros estudios, mayor riesgo en grupos de varones, menores de 30 años de edad, después de recibir vacunas ARNm y después de la 2ª. dosis de la vacunación primaria vs la primera y la dosis de refuerzo.
La miocarditis después de la vacunación contra covid-19 con vacunas ARNm (19.7 por cada millón de dosis) fue muy inferior a la producida por la infección con el virus de la covid-19, el SARS-CoV-2 (2,76 por cada 1,000 infecciones). Quienes enferman con covid-19 tiene 35 veces más riesgo de desarrollar miocarditis o pericarditis, que aquellos que no enferman. Su curso posterior a la vacunación es benigno comparado con el curso de la miocarditis por la infección, caracterizado por falla cardíaca y muerte.
El autor es médico.

