Históricamente, la participación de las mujeres en la ciencia ha enfrentado barreras como la falta de acceso a la educación, las responsabilidades familiares y la discriminación de género. Sin embargo, la curiosidad, la inteligencia y la capacidad productiva nunca han sido factores limitantes. En Panamá, una nueva generación de científicas está transformando sus comunidades a través de la innovación y el conocimiento. Su labor no solo impulsa el desarrollo local, sino que también inspira a niñas y jóvenes a soñar en grande y a estudiar carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), así como en disciplinas sociales como la antropología, la historia, la sociología y la economía.
Desde que Clara González se convirtió en 1925 en la primera abogada panameña y Lidia Sogandares hizo historia en 1934 como la primera médica, el panorama ha cambiado. Hoy, mujeres lideran investigaciones en diversas disciplinas, desde Bocas del Toro hasta Darién, contribuyendo significativamente al desarrollo humano en el país.
Según la UNESCO, solo una de cada tres investigadoras en el mundo es mujer. En Panamá, el 38% del Sistema Nacional de Investigación está compuesto por mujeres. Si el país continúa apoyando el talento joven, podría alcanzar a naciones donde las científicas son mayoría, como Myanmar, Tailandia, Túnez, Lituania y Argentina.
Aun así, persisten desafíos como la falta de recursos, financiamiento y visibilidad. Es crucial que el gobierno, las empresas y la sociedad brinden apoyo a las científicas mediante becas, mentorías y espacios de divulgación. Romper estereotipos es clave para que más jóvenes panameñas se sientan capaces de desarrollarse en este ámbito.
Las niñas y jóvenes deben saber que tienen el talento y la capacidad para incursionar en la ciencia. Estamos convencidas de que si más mujeres se suman a este campo, Panamá tendrá un futuro más innovador, equitativo y sostenible. Como científicas, hemos encontrado en el trabajo colaborativo una herramienta esencial para impulsar nuestras carreras y generar un impacto real.
Nosotras, que hicimos realidad nuestro sueño de ser científicas, creemos que el momento de actuar es ahora. La ciencia necesita de todas y todos. Imaginemos un conocimiento sin límites y un futuro prometedor para la ciencia en Panamá, donde las mujeres sigamos avanzando y dejando una huella permanente para las generaciones venideras.
De las autoras: De Gracia es antropóloga y profesora del Centro Regional Universitario de Coclé de la Universidad de Panamá, y Archer es bióloga humana e investigadora del Centro de Investigación Educativa de Panamá.


