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CHINA

La nueva guerra fría tecnológica

Al cumplir con sus obligaciones internacionales y las leyes de su país, Canadá ha quedado en medio de la disputa comercial entre Estados Unidos y la República Popular China y enfrenta la furia del emergente imperio comunista.

La detención a comienzos de diciembre en Vancouver de Meng Wanshou, alta ejecutiva de Huawei Technologies Ltd., por pedido de tribunales estadounidenses -pese a que posteriormente fue puesta bajo libertad vigilada tras depositar una fianza de $7.5 millones- significó para Pekín un delito de lesa majestad y, como represalia, sus servicios de seguridad arrestaron a los ciudadanos canadienses Michael Kovrig y Michael Spavor por supuestas actividades que dañan la seguridad nacional de China. La comunidad canadiense residente en ese país quedó aterrorizada, porque no sabe quién será el próximo detenido y allí nadie sale libre bajo fianza.

En agosto, un tribunal estadounidense giró una orden de captura contra Meng por violaciones –entre 2008 y 2009 cuando era miembro de la junta directiva de Huawei- a las sanciones internacionales impuestas contra Irán. La firma vendió a Teherán material fabricado por Hewlett Packard. Conocedora de esa situación Meng -hija del fundador de Huawei, Ren Zhengfei, un militar que recibió financiamiento del Estado para el desarrollo tecnológico de la empresa- había evitado los dos últimos años visitar Estados Unidos, donde estudia uno de sus hijos.

La detención de Meng se dio en el contexto de una tregua en la guerra comercial entre Washington y Pekín. De acuerdo con la Casa Blanca, ese enfrentamiento busca acabar con las prácticas comerciales desleales de China, particularmente, su acción depredadora global como una blanqueadora del conocimiento que obtiene por métodos ilegítimos. Juega con las cartas marcadas y no se somete a ningún tipo de reglas.

“Lo que está en juego es la seguridad nacional de Estados Unidos y el desafío del dominio tecnológico mundial”, aseguró The New York Times. Desde 2011, Estados Unidos no compra servidores producidos por Huawei y el Pentágono prohibió en mayo el uso de esos equipos en sus instalaciones dentro y fuera del país, bajo el argumento de que Pekín los usa para espionaje militar, industrial y político. En enero, ATT&T puso fin a su asociación con Huawei. Canadá tiene en la mira, por razones de seguridad, a esa empresa china.

Los jefes de los servicios de espionaje de la alianza de inteligencia Five Eyes- integrada por Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido- advirtieron en abril y julio al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, sobre los riesgos que representan para la seguridad nacional las operaciones de Huawei, al señalarla como un instrumento del régimen de Pekín, informó The Globe and Mail. Bajo las leyes chinas, las empresas de ese país están obligadas a trabajar con las agencias de inteligencia.

La Unión Europea, por otro lado, que considera que Pekín es su principal amenaza global, ha reiterado su temor ante empresas como Huawei -presente en 170 países- y está tratando de frenar inversiones chinas en telecomunicaciones.

El operador británico BT se deshizo de equipos Huawei hace un par de meses, al igual que Alemania. Francia la tiene en la mira. Australia excluyó a esa empresa china de su red 5G en agosto por razones de seguridad. Lo mismo hizo Nueva Zelanda en noviembre. Esos pasos fueron seguidos por Corea del Sur y Japón.

El sistema 5G es la tecnología de quinta generación diseñada para aumentar la velocidad y la capacidad de respuesta de las redes inalámbricas. Verizon y ATT&T compiten por el dominio de 5G en Estados Unidos, donde Huawei incursionó en agosto.

En esta nueva guerra fría, China pretende la supremacía tecnológica para 2025, por lo que el sistema 5G es prioridad absoluta en su carrera por la fortaleza económica y seguridad militar. Huawei se perfila como la única capaz de producir todos los elementos del 5G. Pero depende de Estados Unidos. De un centenar de procesos, importa más de una treintena de fabricantes como Intel, Qualcomm, Micron, Microsoft y Oracle. La prohibición de Washington de que esas empresas vendan tecnología a Huawei amenaza su desarrollo futuro.

En ese complejo escenario, numerosos países -pese a tener operaciones de Huawei en su territorio- están atentos a su infraestructura tecnológica, conscientes de que esa empresa es una herramienta del régimen de China para ampliar su hegemonía global y, aunque necesitan inversiones, no están dispuestos a sacrificar su seguridad nacional.

El autor es periodista


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