Finaliza el día y un colaborador en la oficina dice: “al fin… mañana será otro día y veremos qué pasa” e inmediatamente recoge sus pertenencias y se va para su casa. Al día siguiente regresa esta persona y sentencia: “bueno… vamos a ver qué hacemos hoy”. Esto no es ciencia ficción sino una realidad del día a día de muchas personas que no comprenden los conceptos de compromiso y mucho menos de organización laboral.
Por consiguiente, un colaborador que no sea organizado, nunca podrá terminar con tiempo los objetivos trazados por la empresa. Lamentablemente estas personas pueden llegar a perjudicar tanto a sus colegas como a los departamento que dependen directamente de su gestión.
¿Cómo se puede evitar esta situación que ralentiza el normal desenvolvimiento de cualquier empresa o institución? Primero que todo no es necesario irse a los extremos eliminando de la planilla al colaborador. Existen alternativas como seminarios esenciales sobre organización y manejo del tiempo. Igualmente la tecnología ha contribuido enormemente con programas y aplicaciones tanto para computadoras y celulares que hacen mas amena nuestras tareas diarias.
Recuerdo que a mediados de la década de 1990 apareció en el mercado el primer asistente digital personal (PDA). Adquirimos en aquel entonces una emblemática Palm. ¡Santo cielo! No podía creer que tenía concentrado en mis manos toda la información laboral y personal. Desde teléfonos de clientes y empresas, agenda, notas, bases de datos, etc. Por cierto, ¿A que no adivinan quién fue la primera víctima de mi escritorio después de adquirir mi nueva herramienta electrónica? Indudablemente mi agenda de papel. Si Eddie Morr tomaba NZT en la película Sin Límites, yo lo superé con mi monocromática Palm. Prácticamente mi producción laboral se disparó con esta atractiva herramienta. El único inconveniente en aquella época era que en una mano estaba el celular y en la otra la PDA.
Actualmente un celular integra todas las herramientas para organizar de manera óptima nuestras vidas. Hace un tiempo leí en una revista especializada que los actuales celulares son 100 mil veces más potentes que las computadoras utilizadas a bordo del Apolo 11 que llevo al primer hombre a la luna. ¡Impresionante!
Por lo tanto, deje de utilizar su celular en sandeces y sáquele el máximo de provecho. Al final del día no se levante de su asiento para irse corriendo a su casa. Acaba de terminar una jornada laboral con resultados concretos y por lo tanto debe aprovechar ese instante en que las ideas están presentes y claras para organizar su agenda del día siguiente. Convierta esta aptitud en un hábito y le aseguro que obtendrá grandes resultados a nivel profesional.
El autor es docente universitario

